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Sergio cae ante Watney sin drama ni crispaciones

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No ha podido ser…

Nick Watney (-10), hoy 69, se ha impuesto en el The Barclays a un bravo Sergio García (-6), hoy 75, que en una jornada mucho más errática e irregular que las anteriores aún ha llevado la lucha hasta el último hoyo. A duras penas, pero hasta allá, el 18 de Bethpage Black, aún permanecía colgado de un hilo de esperanza.

Sin drama ni crispaciones. Sergio lo ha intentado y hoy Watney ha sido mucho mejor. Punto. La imagen que el español ha transmitido a lo largo y ancho de la ronda final es precisamente esa: golpe a golpe y sin arrojar nunca la toalla, aunque las cosas no marchen demasiado bien.

Es cierto que su triunfo de hace una semana ayuda a ver las cosas con mucha más tranquilidad. A él y a cualquier aficionado que confiara en sus prestaciones. Pero hay que insistir: en realidad, es la actitud del jugador la que ayuda decisivamente a valorar que, en realidad, un tercer puesto en este torneo, primer play off de la FedEx, es un gran resultado y no una tragedia.

El español ha perdido hoy la clarividencia en los greenes y esa, probablemente, ha sido la causa fundamental de su tercer puesto final. Porque desde el tee ha mantenido un nivel muy alto. Tampoco se ha mostrado muy fino con algunos segundos tiros, pero claro, hasta cierto punto es lógico pensar que no pueda mantenerse una media del ochenta por ciento de greenes cazados.

Lo verdaderamente importante es que Sergio ha capeado el temporal con frialdad, astucia y paciencia hasta el final, aguardando un milagro postrero. Pero Watney sí ha embocado todo lo que tenía que embocar. Y algo más. Es cierto que también ha tripateado en algún hoyo, más que nada porque es casi imposible no hacerlo alguna vez en los greenes del recorrido neoyorquino, pero su balance dominical con el putter en las manos ha sido fantástico. Así lo destacaba el propio jugador nada más acabar, como clave de su victoria.

En el 16, el de Borriol aún mantenía vivo el duelo al situarse a dos golpes después de un bogey de Watney. Sergio había dilapidado su ventaja en el hoyo 8 y luego anduvo a remolque. Sin perder de vista la posibilidad de remontar, pero a remolque. Buscando el hueco por el que penetrar en las ‘defensas’ de Watney, pero sin éxito. No había manera. No encontraba de ninguna de las maneras el modo de hacer birdies. Y tampoco en los dos últimos hoyos tras el tropiezo del norteamericano.

El bogey con el que remataba su torneo en el 18 fue, en todo caso, un castigo excesivo. Una última prueba a la entereza de un jugador excesivamente atormentado en ocasiones, y que superó con naturalidad. Con humildad.

Así que no queda más remedio que mirar más allá: ¿no da hoy la sensación, más que nunca, de que lo mejor de la carrera de Sergio García está por llegar?

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