No es sencillo asumir (ni explicar) un resultado de 75 golpes, cuatro más en el día, después de coger casi el ochenta por ciento de las calles (11/14) y de cazar también cerca del ochenta por ciento de los greenes en regulación (13/18). Mucho menos si tal registro te deja fuera del corte en un torneo que habías comenzado con buen pie y sensaciones positivas… Y esto es lo que le ha pasado a Sergio García (+1) en la segunda jornada del RBC Heritage.
A este Cañi no es nada fácil hacerle perder los papeles…
Es cierto que las estadísticas más generales pueden ser engañosas y desde luego no lo explican todo. La cuestión es que el español hoy ha pagado carísimo tres errores muy concretos, tres bolas al agua, dos en sendos pares 3 del Harbour Town Golf Links, y otra más en un par 5, todas ellas saldadas con sus correspondientes dobles bogeys. La posibilidad de contrarrestar o al menos minimizar semejante castigo pasa por un requisito tan obvio como imprescindible: hacer birdies. Un requisito, por otro lado, que no parecía una quimera, puesto que Sergio, más allá de los errores, seguía siendo lo suficientemente consistente y hasta brillante en el juego, y no dejaba de fabricar oportunidades, más o menos lejanas, más o menos razonables. Pero por ahí tampoco iba a encontrar ningún asidero al que agarrarse, pues no era capaz de embocar ni un solo putt de media o larga distancia. Como suele decirse: lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible.
Sergio se sacude el disgusto de Augusta
Los errores ocurren y no siempre hay una explicación lógica detrás de ellos. Si acaso, el de Borriol podría haber mantenido la cabeza más fría en la acción del segundo doble bogey. Venía de hacer el primero en el hoyo 14 (había salido por el 10), después de jugar unos primeros cuatro hoyos de manual y decidió atacar el green con el segundo disparo en uno de los pares 5 más complicados que los profesionales juegan en la temporada del PGA Tour, el enrevesado hoyo 15 de este recorrido de Hilton Head. Lo hacía, además, sin el mejor ángulo posible, aunque estuviese en el fairway, y quizá llevado por las prisas de recuperar el terreno que acababa de perder.
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Resta por ver si en el turno vespertino Stewart Cink es capaz de llevar el registro del líder más allá del que establecía Corey Conners (-11) en el matutino después de entregar un 64, cogiendo las mismas calles (11/14) y prácticamente los mismos greenes en regulación (14/18) que Sergio. Y hasta firmando también un doble bogey en el 14 después de irse al agua… Hay que ver hasta qué punto pueden engañar según que estadísticas, sobre todo las más gruesas, que no afinan con los detalles. Porque Conners ha dado una auténtica exhibición con los hierros en las manos, dejándose infinidad de opciones que rondaban los dos o tres metros de distancia (nueve birdies en su vuelta). Y convirtiéndolas, claro.
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El canadiense sigue creciendo. Igual que el australiano Cameron Smith (-9), aunque hoy no haya pasado del resultado de par, después del festival que protagonizaba el jueves. Collin Morikawa (-9) también se ha situado ahí arriba. Por cierto: el joven californiano, compañero de partido de Sergio, firmaba hoy un 68 con esos mismos números gruesos que Conners, casi idénticos a los de García: once calles cogidas y catorce greenes en regulación… Después, ellos conseguían alinear correctamente la legión de detalles que tienen que darse para que una vuelta sea de verdad productiva, que es justo lo que le está faltando a Sergio en momentos cruciales de los torneos.
