Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Sergio se atasca en Boston y reabre el eterno debate…

Sergio se atasca en Boston y reabre el eterno debate…

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Henrik Stenson (-22) se ha llevado con autoridad el Deutsche Bank, segundo torneo de los playoffs de la FedEX Cup, con una tarjeta de 66 golpes en la jornada definitiva y superando a Sergio García (-17), que comenzaba como líder destacado, pero al que enseguida se le vio fuera de ritmo y juego, para terminar en cuarta posición…

Muy pronto se pudo comprobar que el español no era el mismo. En el hoyo 1 salvaba un buen par, pero los bogeys caían rápido en el 2 y en el 4. La naturalidad y precisión de las jornadas anteriores se habían transformado, por momentos, en duda y confusión. Ni siquiera carburaba el putter, la carta que García ha guardado en la manga durante todo el año.

Los greenes, es cierto, estaban mucho más lentos por culpa del agua (hasta dos suspensiones en la jornada), pero hubo quien se adaptó (Stenson, por ejemplo) y quienes lo pasaron mucho peor (Sergio y el mismo Tiger, sin ir más lejos, cuya última jornada en los greenes resultaba casi demencial). Al margen de esta molesta contingencia, lo cierto es que el de Borriol tampoco anduvo fino con los wedges en el primer tercio de la vuelta, y además sufría una escapada tremenda desde el tee del hoyo 4, con la madera 3 en la mano, que terminaba de completar un cuadro de evidente agarrotamiento.

¿La presión? Seguro que tuvo buena parte de la culpa del derrumbe, si no toda. Pero este debate, reabierto si nos atenemos a las redes sociales y demás canales, está ya más que recorrido y finiquitado, salvo para quienes no se hartan de hacer sangre: el propio jugador ha reconocido ya en más de una ocasión que efectivamente se agobia más de la cuenta cuando la presión aprieta. Nada que no le ocurra al noventa por ciento de los profesionales. Algunas veces consigue regatearla con cierta soltura (recordemos aquella sacada de bunker en el 16 de Medinah, hace poco menos de un año, con la Ryder en juego y Jim Furyk apretando de lo lindo la soga), y otras muchas sale escocido de la pelea.

Sergio puede ser un prodigio en muchas cosas, pero no lo es desde luego en el control de las emociones cuando la adrenalina y las pulsaciones ahogan. Aún así, cada cierto tiempo le llega para competir por la victoria con los mejores del mundo, lo que automáticamente le sitúa entre los quince o veinte mejores del planeta (hoy), o entre los diez y hasta entre los cinco (durante buena parte de su carrera). No tiene mucho más misterio el asunto. Quien quiera ver más allá está en su derecho, por supuesto, pero quizá sea necesario recordar que a Rafael Nadal no se lo encuentra uno a la vuelta de cada esquina. Sólo hay uno en España. Y juega al tenis.

Tres notas positivas. La primera, que la actitud del castellonense no fue negativa. Trató de regresar a la pelea y un buen birdie en el hoyo 5 así lo atestiguaba. La recuperación podía y debía confirmarse en el hoyo 7, par 5, pero se liaba con un wedge en las manos y firmaba un bogey asesino. En el tramo final dio lo mejor, con dos birdies y otras dos buenas opciones, pero evidentemente ya era demasiado tarde. La segunda, que su juego ha alcanzado el grado de excelencia durante 54 hoyos y la temporada aún no ha finalizado. Y la tercera: a pesar de la decepción de una última ronda atascada e ingrata, lo cierto es que el español ha comenzado muy bien el año Ryder, sumando un puñado más que interesante de puntos del ránking mundial.

No sería justo finalizar sin destacar el juego del vencedor. Stenson llevaba varios meses amagando desde la atalaya de un juego imperial. Está enorme en todos los aspectos. Probablemente no haya a día de hoy un jugador en mejor forma que él. Pero necesitaba (por salud mental, más que nada…) confirmarlo con una victoria. Hecho. 

Resultados Finales