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Sesión de ‘Paranormal Activity’ en Quail Hollow

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Ángel Cabrera (-9) y Martin Flores (-9) lideran el Wells Fargo después de la segunda jornada. El argentino se mantuvo arriba después de hacer cuatro birdies en los últimos seis hoyos de su vuelta (acabó por el 9). No es que sea un final corriente, pero tampoco podemos sorprendernos cuando anda este jugador por medio, ni tampoco es algo que no veamos casi cada semana…

El texano Flores, por su parte, se ayudaba de un fantástico eagle en el hoyo 11, par 4, para auparse finalmente al liderato después de embocar desde el fairway, pegando con su 56 grados desde algo menos de cien metros. Esto ya no es tan común, pero en fin, ocurre de tanto en tanto…

Igual que puede ocurrir perfectamente que Justin Rose (-8) siga dando muestras de mejora y estabilidad y entregue una de las mejores tarjetas de la jornada (67) para luchar por el triunfo con todas las opciones el fin de semana.

No parece tan normal que Phil Mickelson (-2) las pase canutas después de las espléndidas sensaciones que había dado su juego el jueves y entregue una fea tarjeta de 75 golpes. Pero bueno, al fin y al cabo se trata del indescifrable Mickelson…

Aún es más raro que Rory McIlroy (+1) comience su vuelta con un bogey y dos dobles bogeys por los cuatro primeros hoyos y termine metiéndose en el corte muy justito, por un solo golpe, tras un arranque prometedor en la primera ronda y en un campo donde se siente muy cómodo.

El colmo de la actividad paranormal en Quail Hollow, no obstante, hay que adjudicárselo a Brendon de Jonge (-2). El zimbabuo había tirado ochenta golpes el jueves. Seis bogeys, un doble bogey y ni un mísero birdie en su tarjeta tuvieron la culpa. Así que el hombre se ponía el viernes en el tee del 10 (por ahí comenzaba su vuelta) con la idea de jugar relajado y tratar de encontrar algo que le ayudara para la próxima semana en Sawgrass, cita de altos vuelos. Y tanto que encontró algo… Al final firmaba un registro de 62 golpes después de firmar ocho birdies y un eagle, igualando el récord de un campo que, por otro lado, hoy es más largo que en 2010, cuando McIlroy lo estableció. De acuerdo: este tranquilo jugador tiene la inmensa capacidad de transformar sus hierros y su putter en rifles de francotirador y no es la primera vez que se da un homenaje de este estilo. Pero no se puede negar que la situación es rarita, cuanto menos.

«Para ser honesto, no esperaba jugar este fin de semana», señalaba al finalizar su segunda vuelta. La madre de todas las actividades paranormales hubiera sido lo contrario.

Gonzalo Fernández Castaño (+6) se quedó fuera del corte. Buscó la reacción, sobre todo por los nueve primeros hoyos, pero un doble bogey en el 9 lo dejaba casi a la deriva, llevándole a un combate desesperado y cuerpo a cuerpo con el campo del que tampoco salió victorioso. Un parcial de +4 en los ocho pares 5 de las dos primeras jornadas tiene parte de culpa (pensemos que el registro de Ángel Cabrera, uno de los líderes, en estos hoyos ha sido de -7), pero resulta solo una explicación circunstancial: es cierto que los hoyos más largos suelen ser los de ‘recuperación’, pero si el juego no acompaña poco importa a veces el par del hoyo que estés jugando…

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