¿Es el Shell Houston Open, que comienza este jueves en el Golf Club of Houston, un banco de pruebas para algunos grandes jugadores, pensando en el inmediato Masters de Augusta?
De algún modo así es. Que le pregunten por ejemplo a Phil Mickelson, que sin duda ha practicado esta semana en tierras de Texas pensando a cada paso en el Augusta National. Otros como Patrick Reed o Jordan Spieth tienen demasiada hambre de gloria y triunfos como para mirar más allá de lo que se esté ventilando en el momento. Sergio García, por ejemplo, es de los que reconoce que no va a estar pensando en golpes que pueda dar la próxima semana, aunque por otro lado lo ve como una buena puesta a punto. El castellonense repite experiencia tras su tercer puesto del año pasado y ha llegado en un buen momento de juego, tal y como al menos ha sentido en las jornadas de entrenamiento. Hace doce meses no pasaba el corte en el Augusta National, pero queda claro que García no le echa la culpa al modo como afrontó entonces la semana anterior al Masters.
Son campos distintos, aunque realmente en el Golf Club of Houston se trata de replicar hasta cierto punto las condiciones del Augusta National: poco rough, greenes rápidos y duros, antegreenes pelados y calles cortadas en contra del sentido del juego. Aunque curiosamente, una de las grandes defensas del Golf Club of Houston es el rough que defiende los greenes, pues lleva seis temporadas siendo el más duro en el PGA Tour en la estadística de recuperaciones desde el rough. En ello tiene que ver desde luego el estado de los greenes, tan duros y rápidos. Así que, si no cazas el tapete, mejor vete a la arena.
La cita en Humble, al noreste de Houston, también supone la última oportunidad para meterse en el Masters. Gonzalo Fernández Castaño, presente en la cita, pertenece al grupo de jugadores que buscará ese pequeño milagro, aunque al madrileño le preocupan más ahora mismo otras cosas, como recuperar su versión más consistente y comenzar a sumar de verdad resultados, puntos y money.
