Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Spencer Levin y Tiger Woods, cada cual con sus fantasmas…

Spencer Levin y Tiger Woods, cada cual con sus fantasmas…

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Spencer Levin (-8) lidera el Memorial después de la tercera jornada tras entregar ayer una tarjeta de 69 golpes en Muirfield (Dublin, Ohio). Este californiano de 27 años (a punto de cumplir los 28) aún no ha ganado en el PGA Tour, pero no es la primera vez que sale de líder el domingo…

De hecho, es posible que aún sangre en el alma competitiva de Levin una herida abierta hace cuatro meses, en Phoenix. Entonces, salió a disputar la última ronda del Waste Management como líder inmaculado, con una ventaja de seis golpes sobre el segundo, Webb Simpson. Pero su probable tránsito al club de los ganadores se transformó en una durísima prueba de supervivencia que acabó perdiendo a manos de Kyle Stanley, que le remontó ocho golpes para hacerse con el triunfo. Hoy, no cabe duda, tendrá que luchar con algunos fantasmas…

En esta ocasión no cuenta con semejante ventaja. Rory Sabbatini (-7) le pisa los talones, y Rickie Fowler (-5) y Tiger Woods (-4) están en distancia, mucho más en un campo como Muirfield.

Tiger también tendrá que espantar algunos fantasmas. Fundamentalmente los que de vez en cuando revolotean sobre el gran campeón en los greenes y sus alrededores… Ayer volvió a ocurrirle. Tenía el torneo controlado, como en los viejos tiempos, una vez disputados los primeros nueve hoyos del sábado, pero después no fue capaz de solucionar con la brillantez necesaria algunos problemas que surgieron (siempre surgen, antes o después), ni tampoco de mostrar su legendario instinto asesino con el putt. Una historia que suena…

Sus tres últimos hoyos de la vuelta fueron sin duda un buen ejemplo: en el 16 pateaba para birdie desde seis metros y se marchó con un bogey tras errar desde 1,5 metros el putt de vuelta (tiró dos putts muy malos); en el 17 fallaba desde tres metros su putt de birdie; y en el 18 erraba el tiro de calle (se quedó corto y el green en alto escupió la bola hacia atrás por su zona de escape frontal) y luego no pudo recuperar, pateando todavía desde metro y medio para salvar el bogey…

No es ninguna osadía concluir que, en otras circunstancias, Tiger habría despachado este tramo de tres hoyos con un parcial de uno abajo, o de PAR en el peor de los casos, apoyado en su putt y en su juego corto, y sin embargo se marchaba con un lastre de dos arriba… Esa es la diferencia, hay que insisitir.

«No he podido adaptarme bien a la velocidad de los greenes», explicaba Woods al finalizar. Ciertamente, estaban un poquito más lentos (hoy, seguramente, volverán a ser espejos a 14 de velocidad…), aunque por los primeros nueve hoyos, salvando un putt de birdie errado en el 8 desde poco más de dos metros, no sufrió demasiado. Sea como sea, él sabe que aún lo tiene a tiro. Y Muirfield es uno de sus escenarios talismán.

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