La conclusión del Crowne Plaza Invitational fue una de esas crueldades del destino de la que sólo pueden aprender quienes no la sufren. El ganador fue Steve Stricker, que se impuso en el segundo hoyo de un triple desempate con Tim Clark y Steve Marino…
Tal vez sea más apropiado decir que Tim Clark fue quien perdió el torneo. Sorprende ver a un jugador de primera línea flojear tanto en los momentos de mayor importancia. Su desatino no fue un derrumbamiento total, sino una extraña combinación de golpes excelentes y decisiones equivocadas, de hierros gloriosos y putts infames. Y mala suerte … mucha mala suerte. Una locura que también podía haber acabado con Clark como ganador. Pero los dioses del golf eligieron a Steve Stricker.
Acabada la pesadilla, el sudafricano no podía contener su desconsuelo: «No puedo sacar nada positivo del día de hoy. Tengo mucho trabajo por hacer cuando se trata de concluir torneos de golf».
La jornada ya venía un poco loca y terminó por desquiciarse en los últimos hoyos. Stricker hacía birdie en el 17 y terminaba con –17. Con el último partido en el tee del 18, Marino iba con –17 y Clark con –18. La salida del pequeño sudafricano fue espantosa y acabó entre los árboles, pero con posibilidad de tirar a green. La decisión de Clark fue sacarla a calle y jugársela con el hierro. La estrategia no le salió mal del todo, pero hizo lo impensable: dejó corto un putt de tres metros y pico y abrió las puertas del playoff con Stricker y Marino.
Desde el puesto de comentarista de la CBS, Nick Faldo daba a Marino como favorito para ganar el playoff. Pero de nada vale la experiencia cuando los tres implicados no tienen registro de desempates. Stricker sólo había disputado uno en su carrera y lo había perdido, y Clark y Marino nunca habían jugado un playoff.
En el primer hoyo de desempate, el 18 de nuevo, Clark lo bordó con el driver y el hierro, pero falló un putt recto de metro y pico que le habría valido su primera victoria en el circuito americano. Los pájaros de mal agüero comenzaban a sobrevolar sobre el Colonial para el sudafricano.
En el segundo hoyo, el 17, Marino se borró con un drive que se fue derechito al bosque, mientras Stricker y Clark se ponían en mitad de la calle. Stricker desenfundó el hierro 7 y pegó un golpazo que dejó la bola a un metro escaso del hoyo. Pero Tim no se arrugó y su golpe habría sido igualmente espléndido si la bola no hubiera dado en el palo de la bandera para correr loca por el green hasta pararse a casi ocho metros del hoyo.
Tim Clark no pudo obrar el milagro. Steve Stricker no perdonó y se hizo con su quinto título en el PGA Tour. Supersticiones aparte, el norteamericano ya se había hecho merecedor de un título. En lo que va de 2009, Stricker ya había acabado segundo, tercero, cuarto, sexto y séptimo: cinco top-10 que presagiaban esta victoria.
Stricker se sitúa segundo en la FedExCup, por detrás de Zach Johnson, mientras que Tim Clark, el eterno Tim Clark, sigue subiendo en la lista de ganancias … pero sin ganar torneos.
