Este miércoles, mientras caminaba por la pendiente que va desde el green del 9 hasta el tee del 10 del Muirfield Village Golf Club, Tiger Woods se encontró por el camino con un rostro familiar y sonriente: el del fundador y anfitrión del Memorial Tournament, su viejo amigo Jack Nicklaus.
Las dos leyendas del golf se abrazaron y charlaron durante algunos minutos. Justo antes de que Barbara, esposa de Jack, interrumpiera la conversación para abrazar a Tiger y felicitarle por su victoria en el Masters. Un momento emotivo entre dos golfista que son historia viva del deporte.
Welcome back @TigerWoods!
Good to have our record 5-time @MemorialGolf winner — and @TheMasters champion! — back at Muirfield Village Golf Club!
@PGATOUR @Nationwide @nationwidekids pic.twitter.com/lj9USNUTt4— Jack Nicklaus (@jacknicklaus) 29 de mayo de 2019
«He jugado aquí durante muchos años», dijo el Tigre, cinco veces ganador del Memorial y que arrancará este jueves su 17ª participación en el torneo. «He ganado el evento de Jack algunas veces, ha sido realmente especial poder verle aquí hoy. No coincidía con él desde la cena de campeones del martes por la noche en Augusta, así que fue fantástico ponernos al día».
Los tres majors a los que ha quedado reducida la ventaja de Nickaus (18) respecto a Tiger (15) fueron sin duda tema de conversación. El Oso Dorado apuntó a Woods como uno de los favoritos al triunfo en el US Open que se disputa en unos días en Pebble Beach. Pero antes está este Memorial en el que Woods quiere volver a ganar… y no sólo para igualar los 82 triunfos de Sam Snead en el PGA Tour.
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«No hay nada mejor que estrechar la mano de Jack cuando sales del green del 18 como campeón», dijo Tiger. «He tenido la fortuna de haber ganado tres torneos que organizaban tres leyendas del golf. Y fuese Jack, Arnold Palmer o Byron Nelson, poder darles la mano como campeón es un sentimiento tan bonito como surrealista, porque son personas a las que he admirado, a las que he tratado de emular y con las que, con el tiempo, he tenido la oportunidad de hablar mucho durante años», reconoció Woods.
«Desgraciadamente, dos de ellos ya no están con nosotros. Pero pude cenar con ellos y hablar durante horas. Ellos me han ayudado mucho con mi vida y con mi juego. Y por fortuna, Jack aún anda por aquí y puedo seguir escuchando sus consejos y sus palabras de aliento, es algo fantástico», añadió Tiger.
Woods se mostró ansioso por volver a jugar después de la decepción que supuso no poder pasar el corte en el PGA Championship de Bethpage Black ,en Nueva York. Una enfermedad hizo que perdiera un poco de peso y sólo pudiera jugar nueve hoyos como entrenamiento, dificultando su rendimiento en el torneo. Pero ya está recuperado.
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«Me siento mucho mejor, mucho mejor. Sólo necesito jugar un poco más. Espero poder estar los cuatro días completos esta semana para prepararme para el US Open. El campo no va a ser nada fácil. Necesitará buenos drives, estará blando… En fin, seguro que los chicos serán agresivos y la bola puede acabar en cualquier parte. A ver cómo lo afrontamos los primeros dos días», explicó el californiano.
Será una prueba de fuego para Tiger antes del tercer major de la temporada, que se juega en un campo en el que tuvo la oportunidad de practicar la semana pasada: «Pebble Beach estaba húmedo, lluvioso y frío cuando jugamos. Se jugó muy, muy largo, pero claro, será diferente cuando llegue el torneo. El rough no está alto todavía, aún le quedan unos días para crecer. Y los greenes… casi me había olvidado de lo pequeños y complejos que son. Y por si fuera poco, firmes y rápidos…».
Para el Tigre, la visita al menos sirvió para «ver algunos nuevos greenes que han reconstruido y echar un vistazo a los tees», así la próxima semana cuando comience a concentrarse «en Pebble Beach» podrá tener «esas imágenes en la cabeza, para irlas visualizando».
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