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Tiger, tan cerca y tan lejos (según se mire)

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Tiger Woods necesitó 73 golpes para cerrar su primera ronda en el THE PLAYERS. El californiano pegó excelentes golpes y también cometió algún error de bulto, sobre todo desde el tee y especialmente en la salida del hoyo 8 del TPC Sawgrass, con un hierro largo en la mano.

Pero, error arriba o abajo, en realidad esta puesta en acción o ronda de golf se la habíamos visto a Tiger muchas veces, muchísimas, también por supuesto en sus mejores años. Él nunca ha sido un prodigio de regularidad con el juego largo y, como todos, también tiene sus días menos buenos. La diferencia, la gran diferencia, sigue siendo una: él también tenía sus días menos buenos, en efecto, pero en los greenes siempre estaba entre los mejores, si no era el mejor. Cada día. Cada torneo. No es ninguna osadía suponer que esta misma vuelta, exactamente la misma, Tiger la habría liquidado con un registro de 69 ó 70 golpes en otra época. Y claro, te mataba.

 ¿Cuántas veces hemos visto a este súper campeón resolviendo su día malo de la semana con un registro por debajo del par gracias a una confianza casi divina con el putter en las manos? En infinidad de ocasiones.

No se puede decir que pateara mal. No es eso. Sencillamente, no pateó de sobresaliente. Cuando la jornada venía dura o atravesada, Woods siempre se sacaba de la manga unos ‘bonus’ en los greenes y, por supuesto, no perdonaba en los putts cortos.

No pateó horroroso, pero valga este análisis simplón, para entendernos: en otro tiempo, habría enchufado todos los putts que enchufó y, sin duda, tres o cuatro más, comenzando por los de los hoyos 1 y 15, ambos de poco más de metro y medio…

Una vez superado a base de trabajo su evidente problema con el juego corto, los famosos ‘yips’, Tiger realmente parece muy cerca de encontrar la senda ganadora. Su salud parece restablecida y sus hierros vuelven a echar humo. En el Masters ya dio serias muestras de poderío, pero el sábado, poniendo sobre el tapete un juego de enorme jerarquía, sobre todo por los primeros nueve hoyos del Augusta National, también se dejó algunos putts cortos (y no tan cortos) por el camino que le habrían llevado hasta la cabeza misma del torneo.

Las palabras del californiano una vez entregada su tarjeta confirman de alguna manera todo esto. Dijo que de todos los resultados posibles con el golf que mostró, el había firmado el más alto… Y también que necesitaba hacer algunos ajustes en los greenes.

El día que cuadre una semana de putt como las de antaño (excelsa) va a volver a ganar. Seguro. Así de cerca anda de cerrar un nuevo ramillete de triunfos, tal y como él mismo ha vaticinado. O tan lejos, según se mire…

Menos mal que Hideki Matsuyama había llegado a este torneo sin su juego A en la bolsa. Así lo avisó él nipón en la previa. «Hoy he pateado muy bien, esa ha sido la diferencia», explicaba al finalizar su vuelta Matsuyama, uno de los cuatro líderes del torneo tras la primera jornada. Pues eso: cuando hablamos de estos chicos ya sabemos que quien patea muy bien tiene mucho terreno ganado. Lo inaudito, lo que no era de este planeta, es que  alguien (Tiger) se las arreglara para ser siempre el mejor en los greenes o, como mínimo, para embocar siempre (SIEMPRE) esos ‘putts llave’ de una ronda de golf.