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Tiger, una pareja dañina para Sergio

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Sergio García y Tiger Woods salen hoy en el partido estelar de la tercera jornada del THE PLAYERS (a las 20,40 horas en la península).

Todo un reto para el jugador español, que parte con un golpe de ventaja, apenas nada en la inmensidad de los 36 hoyos que restan por jugarse.

Será la vigésima ocasión en la que Sergio y Tiger, a lo largo y ancho de sus carreras, salen emparejados en un torneo del PGA Tour y el balance no es precisamente bueno para el de Borriol.

Antes de pasar a detallar algunas cifras de sus cara a cara es obligatorio recordar que ante un fenómeno como Woods deben ser muy pocos los jugadores que salen airosos en la comparación. Una vez puntualizada esta idea, por otro lado, resulta innegable que Sergio no se siente cómodo junto a Tiger. No es un plato de su gusto jugar a su lado. Porque ya no es que el norteamericano suela entregar mejores tarjetas después de jugar juntos, lo que estadísticamente resultaría normal cuando te comparas con alguien que anda cerca de las ochenta victorias (77) en el circuito americano, la cuestión es que de las 19 veces que han salido ya juntos, sólo en cuatro de ellas Sergio jugó bajo par ese día. Tiger, por contra, lo hizo en diez ocasiones.

La media de golpes de Tiger jugando junto a Sergio ha sido hasta hoy de 69,84 y la del español de 71,95. El californiano entregó mejor resultado en doce de sus 19 emparejamientos, mientras que el castellonense hizo lo propio en tres ocasiones (hubo cuatro ‘empates’). Los últimos cuatro precedentes, bastante cercanos (en 2012), son todos para Woods: se vieron en la primera y segunda ronda en Doral, e hicieron lo propio en Royal Lytham, en el British Open, y en todos los casos el norteamericano entregó mejores tarjetas: 72 y 67 en Doral, y 67 y 67 en Royal Lytham, mientras que Sergio firmaba 75, 74, 72 y 72.

Luego, es cierto, también se vieron en la Ryder, donde Sergio y Luke Donald batieron por 1 arriba en el hoyo 18 de Valhalla a Woods y Stricker, en los fourball del sábado por la tarde.

Se trata, así pues, de un interesante reto para García. Y también para su caddie, Greg Hearmon, cuyo trabajo cobra especial relevancia en jornadas como la de hoy: de él también depende que su jefe consiga centrarse sólo en su juego y en sus golpes, uno a uno, paso a paso.

La relación entre Tiger y Sergio no es precisamente de amistad. Pero en realidad no han tenido ninguna desavenencia personal grave. Sergio va a su aire y no es amigo de dorarle la píldora al Número 1 en público, aunque, como todos, admira profundamente las capacidades golfísticas de Woods. Aquí mismo, en Tengolf, durante una larga y profunda entrevista, el español identificaba a Rafael Nadal con Tiger Woods, refiriéndose a lo estrictamente profesional, cada uno en lo suyo: «son muy diferentes como persona, pero en el tipo de juego y el tipo de jugadores que son, se les puede comparar: los dos son muy fuertes, muy luchadores», explicaba.

Por lo demás, Tiger tampoco da puntadas sin hilo. Él sólo tiende la mano y lanza piropos a sus amigos (muy, muy pocos en el mundo del golf profesional) o a quienes, previamente, se han rendido públicamente ante las evidentes excelencias de su juego (en este grupo se abre el abanico). Y Sergio rara vez pasa por ese aro… No tienen demasiado ‘feeling’ y poco más se puede añadir.

Al margen de todo esto, resulta evidente que cualquiera tiene las de perder en una batalla psicológica con Woods, un auténtico animal en la parcela del autocontrol y todo un titán ante los desafíos, pequeños o grandes. Por eso, probablemente a Sergio le convenga hoy (y siempre) una estrategia neutra. Un «well done, Tiger» de cortesía, si el golpe lo merece y sin esperar nada a cambio, y a correr.