Tiger Woods es indudablemente el gran protagonista de la semana en el Hero World Challenge que se disputa en Bahamas. No sólo porque se trata de su torneo, un motivo que sería ya de por sí suficiente, sino por las declaraciones que realizó el pasado martes dejando en el aire su futuro por culpa de la lesión de espalda. Su «no veo la luz al final del túnel» ha provocado una lógica tormenta de reacciones y cada movimiento suyo produce comentarios.
Ayer mismo, sin ir más lejos, se dejó ver con los jugadores durante la segunda ronda del Hero. Tiger agarró un buggie y se estuvo paseando por el campo, viendo el juego en directo y charlando con varios jugadores. Lógicamente, su actitud responde a la labor de un buen anfitrión con sus compañeros y con el patrocinador, algo muy lógico, pero también por qué no se trata de ganarse la confianza de los jugadores que probablemente militarán en el equipo norteamericano de la Ryder Cup.
La imagen desde luego se pareció a la de un capitán o asistente que se muestra cercano con sus jugadores, hablando e incluso bromeando, como en el caso de Rickie Fowler. Más allá de la anécdota, la realidad es que Woods da la sensación de que ha recibido con muchas ganas e ilusión su función de vicecapitán en la próxima Ryder. Se ha tomado la responsabilidad como un reto y quiere demostrar que puede aportar cosas positivas al equipo, tal y como ha declarado en los últimos días. Tiger no puede jugar de momento, pero al menos sí puede ‘ejercer’ como vicecapitán.
En cuanto al torneo, Jordan Spieth está dispuesto a despedir su año mágico con otra victoria. El Número Uno del mundo ha tomado el liderato del torneo después de 36 hoyos empatado con Bill Haas y Jimmy Walker, y con un golpe de ventaja sobre Chris Kirk, Patrick Reed y Bubba Watson.
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