El caddie y la ropa no será la única novedad que presente Tiger Woods este jueves cuando arranque la primera jornada del Genesis Invitational. Ni siquiera son las novedades más relevantes. La auténtica revolución de su regreso a la competición oficial desde el Masters de Augusta tiene que ver con el material y, más concretamente, con la bola. El propio Woods lo ha definido como la modificación más importante que ha realizado en cuando equipamiento en su carrera.
¿Cuál es el cambio? Tiger seguirá jugando la marca Bridgestone, pero el modelo de la pelota será completamente diferente. Hasta ahora, el múltiple campeón de Grandes jugaba la bola con más spin del mercado, la que proporcionaba más efecto. Siempre lo dijo: «ya me encargaré yo de reducir o minimizar ese spin«. Sin embargo, a partir de jueves va a jugar una bola con poco spin.
¿Por qué ha hecho este cambio? Es sencillo. Básicamente, el antiguo Tiger, el de siempre, el gran dominador del golf mundial estando sano, siempre buscó la máxima altura en sus golpes. Sin embargo, el nuevo Tiger, maltrecho físicamente, prefiere sacrificar esa altura por distancia. Su nueva bola no tiene tanto efecto, por tanto no alcanza tanta altura, sale más rápida del palo, y hace más metros. «Ganamos entre ocho y diez yardas con la nueva bola», ha explicado. A Tiger jamás le preocupó la distancia en su carrera porque siempre fue de los más largos del mundo. Ahora, entre las operaciones y la edad, sí necesita ese extra que le permita ser más competitivo.
¿Qué produce ese cambio en sus golpes? Fundamentalmente, su bola sale del palo con una trayectoria un poco más baja. En cualquier caso, Woods ha dicho que al salir también más rápida del palo, desde su punto de vista, no hay tanto cambio en cuanto a las sensaciones. Por decirlo de alguna manera, casi observa el mismo vuelo.
¿Cómo ha realizado el cambio de bola? Han sido horas y horas de trabajo en la cancha de prácticas con los ingenieros de Bridgestone. «La primera tarea ha sido dar muchas bolas en la cancha hasta encontrar aquella con la que realmente me sentía a gusto. Ahí utilizamos el Full Swing Monitor (un ordenador de análisis de swing) para saber las distancias, altura de bola, ángulo de ataque, es decir, para tener todos los números. El siguiente paso, una vez decidimos que teníamos la bola que queríamos, fue probarla en condiciones de competición. Se trata de recrear de las manera más fiel posible la misma situación que me voy a encontrar en un torneo, tratando de alcanzar el mismo nivel de presión. Para ello, salgo a jugar con varios jugadores del PGA Tour de la zona y competimos como si fuera un torneo, una auténtica prueba de estrés. Cuando compruebo que la bola se comporta como yo quiero de manera estable en esas condiciones, es cuando se cierra el proceso. Es la bola. En cuanto al juego corto, ahí no influye nada la tecnología, sólo hago caso a mis sensaciones», ha afirmado a Golf Digest.
Un consejo para los amateurs: «Los mejores jugadores del mundo tenemos rutinas sólidas antes de los golpes, ya que es casi imposible competir bajo presión sin ellas. Los amateurs casi nunca tienen una buena rutina previa al golpe. Si lo usan de forma consistente eliminando pensamientos y distracciones y dejando que el golfista que lleva dentro haga el swing, será bueno. Los aficionados tienden a creerse mejores de lo que son, piensan que tienen más velocidad de palo de la que realmente tienen y suponen que golpean más largo de lo que es realista. Con los palos, utilizan un loft demasiado pequeño, varillas demasiado rígidas y menos tolerantes de lo que necesitan. En cuanto a la bola de golf, no se toman en serio el fitting y a menudo se limitan a elegir el modelo que utiliza su jugador favorito. Estarían mejor con una bola de golf más tolerante, con una compresión más suave y que se adapte a su velocidad de swing. La tolerancia al error en el golf es tu amigo, úsalo a tu favor».
