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Tommy ‘Dos Guantes’ Gainey, otra historia sensacional

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No ha pasado ni un mes desde el extraordinario domingo de Medinah y Davis Love III y Jim Furyk han sufrido una experiencia similar…

Otra remontada. Otro domingo para los anales.

En esta ocasión no era Europa a las órdenes de José María Olazábal quien cabalgaba por detrás a toque de corneta, sino un norteamericano simpático de 37 años apodado ‘Two Gloves’ (Dos guantes). La apariencia de Tommy Gainey, con sus dos manos siempre cubiertas, es casi tan extraña como su propio swing.

Furyk y Love III comenzaron la última ronda del The McGladrey Classic como líderes destacados a la caza y captura de una victoria que, aunque no haría olvidar lo sucedido en la Ryder Cup, al menos sí minimizaría sus efectos. Sin embargo, no iba a ser fácil la empresa. Cuando pegaron su primer golpe ya sabían que un jugador llevaba dos horas haciendo birdies en el recorrido Seaside de Sea Island. Había salido a siete golpes, así que de momento no era peligroso…

Pero Gainey no paró en toda la vuelta y remató con un eagle sobrenatural desde la arena en el hoyo 15. Ahí se puso nueve abajo en el día. Ahí fue cuando realmente se vio con opciones de ganar el torneo. Aún hizo un birdie más en el 16, diez bajo. De repente, ya no sólo podía ganar el torneo, también se abrió la puerta para entrar en la historia con una vuelta final por debajo de sesenta golpes. Necesitaba un birdie en el 17 o el 18.

Hizo dos pares y se quedó sin el codiciado ’59’, pero tampoco le importó demasiado. Sus sesenta golpes fueron más que suficientes para remontar siete golpes y ganar el torneo con un golpe de ventaja sobre Furyk y cuatro sobre Love III, que se iban pellizcando pensando que otra vez no les podía estar pasando lo mismo.

Es la primera victoria de Tommy Gainey en el PGA Tour. Una victoria impensable hace cuatro años cuando estuvo a punto de dejar el golf para siempre. “Sí, es cierto, pensé en la retirada. No llegaba al PGA Tour y empezaba a pensar que sería imposible”, señaló. Ya ven, con 33 años meditó dejarlo. Y con 37 está en una nube. El golf no tiene edad.

No obstante, el momento clave de su carrera bien pudo estar en el PGA Championship de 2011. Gainey ya se había demostrado que podía jugar en el PGA Tour y a duras penas mantener la tarjeta. Lo consiguió algunos años y otros no. Pero quería saber si algún día podría llegar más lejos. Allí tuvo una charla con Jim Furyk, un veterano curtido en mil batallas que tiene también un extraño swing. Le pidió una vuelta de prácticas y estuvieron hablando. “Tú tienes el juego para estar aquí y para ganar. Sólo tienes que mantener la cabeza alta y seguir intentándolo y seguro que más pronto o más tarde lo vas a conseguir”, le dijo Furyk.

Gainey aprendió de aquello. “Quién sabe lo que habría pasado si no hubiera jugado aquellos nueve hoyos con Furyk o no hubiéramos tenido aquella charla…”.

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