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Tres meses con Woods

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Se cumplen hoy tres meses desde que Tiger Woods retornara al golf del alta competición después de pasar más de ocho meses fuera de combate a causa de una grave lesión de rodilla…

Recordarán su frustrado regreso el 25 de febrero cayendo en segunda ronda ante Tim Clark en el Accenture, campeonato del mundo match play.

Su segunda aparición se da en el CA WGC de Doral. De nuevo dio la sensación de que su juego no estaba a punto. Gracias a su calidad casi innata cosechó un noveno puesto después de un fin de semana notable (68 y 68), pero jamás inquietó a los líderes. A la tercera fue la vencida en el Arnold Palmer, donde el número uno fue mejor que todos sus rivales donde siempre lo ha sido: en los greenes. Parecía que Tiger retomaba la senda…

Pero después no ha confirmado ese aurea extraterrestre con la que salía a jugar antes de su lesión. Y es que no hay que olvidar que desde el British de 2007 en Carnoustie y hasta el momento en que su rodilla dijo basta, Woods había jugado once torneos en los que obtuvo ocho victorias, dos segundos puestos y una quinta posición como peor registro.

Tras ganar el Arnold Palmer en Bay Hill, su actuación en Augusta no fue brillante, ni mucho menos (siempre hablando del nivel que se espera de él, puesto que hizo un buen sexto puesto…). Anduvo irregular y digamos que un poco a remolque de los acontecimientos. En el Quail Hollow aspiraba a la victoria el domingo, saliendo en segunda posición, pero no fue capaz de rematar, entregando una de las peores tarjetas de los candidatos al triunfo.

Finalmente, en el The Players tampoco causó una gran sensación. Es más, salió en el partido estelar el domingo y tampoco fue capaz de rematar la faena en una última jornada decepcionante en la que Henrik Stenson lo borró del mapa y le quitó todo el protagonismo.

Es evidente que Tiger está trabajando un swing más seguro y menos ‘dañino’ para sus ligamentos (ya lo venía haciendo antes, obligado incluso por el crujir de su rodilla izquierda…). En estos tres meses, y en líneas generales, hemos visto a un Tiger bastante seguro desde el tee y sorprendentemente fallón desde la calle, parcela del juego donde sin duda ha marcado siempre diferencias: él es un cazador de greenes y banderas por excelencia. Curiosamente, y salvo su comentada actuación en los greenes de Bay Hill, tampoco ha sido tan resolutivo como acostumbraba con el putter en las manos.

Su irregularidad pateando tiene aún menos explicación si tenemos en cuenta que ha sido la parcela del juego que, por razones obvias de movilidad, más y mejor ha podido trabajar durante su ausencia de ocho meses. Pero incluso con Tiger se cumple una máxima del golf: se patea mejor cuanta más confianza en uno mismo se tiene. Y Woods no anda sobrado a día de hoy.

¿Se ha vuelto Tiger un poco más humano? En realidad, estamos convencidos de que antes o después tomará de nuevo las riendas de su juego, de los torneos… Del golf mundial. Se merece, desde luego, algo más que un voto de confianza. Pero de momento será interesante comprobar si algunos ‘valientes’ son capaces de seguir subiéndose a su chepa. Una lástima la ausencia de Mickelson, y mucho más teniendo en cuenta la razón de la misma, porque el número dos estaba siendo este año muy superior al número uno. En juego y resultados.