Tiger Woods (-11) no se podía despedir del Sherwood Country Club sin dejar su huella de alguna manera. La exhibición que ha ofrecido en la segunda ronda de su torneo ha sido sencillamente descomunal.
El californiano ha igualado su propio récord del campo con una espectacular tarjeta de 62 golpes. De fábula. Tanto, que el siguiente resultado mejor ha sido 67. Así, Woods ha tomado el mando del torneo con dos golpes de ventaja sobre Zach Johnson y tres sobre Matt Kuchar. El siguiente ya es Graeme McDowell, a un mundo de seis impactos.
“Lo de Tiger hoy ha sido un clinic”, reconocía asombrado McDowell, precisamente uno de los que hacía 67 golpes y que tuvo el privilegio/faena de jugar con Tiger. “Yo realmente lo siento por Graeme. Ha hecho una vuelta increíble y, sin embargo, parece que haya hecho +2 ó +3 comparado con Tiger”, aseguraba Kuchar.
Woods ha firmado un recital extraordinario. Ha pateado en todos y cada uno de los 18 hoyos del recorrido californiano para birdie y ha hecho diez. Brutal. Y eso que no se terminó de encontrar bien hasta el tiro de salida del hoyo 3. “Las sensaciones en el calentamiento no han sido buenas y hasta ese tiro no he notado que la bola saliera como yo quería. Desde ahí he tratado de mantener ese ‘feeling’, y lo he conseguido. He pegado tiros muy buenos”, afirmó Tiger. Su actuación ha sido tan excelsa que no ha estado más de dos hoyos consecutivos sin hacer un birdie, un ejemplo de solidez y de consistencia.
Tiger busca su sexta victoria de la temporada, curiosamente en otro de los campos que son como el jardín de su casa. Mientras, lo que sí ha hecho es mandar un mensaje muy serio para la próxima temporada. Es cierto que sólo es una vuelta, pero su diferencia con Rory McIlroy ha sido de nada menos que 15 golpes. (62 por 77). Tremendo. Ahora mismo, el gran enemigo de Tiger parece el tiempo, ya que se espera para el fin de semana mucho viento y lluvia.
