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Un negocio de 10,5 millones de euros

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Cualquier aficionado del mundo puede jugar el mítico hoyo 17 en isla de Sawgrass. Sólo hacen falta dos condiciones: tener 290 euros en el bolsillo y no estar en el mes previo al The Players Championship…

El TPC Sawgrass tiene dos campos. El Stadium es donde se celebra el The Players y el Dye’s Valley es un recorrido algo más pequeño, pero que también se encuentra en unas condiciones magníficas. No en vano, acoge el torneo Winn Dixie, del Nationwide Tour. Jugar el Dye’s Valley es algo más barato para un aficionado, 186 euros.

El TPC es un fantástico negocio. Durante el año se venden, entre los dos recorridos, unos 45.000 greenfees. Es decir, se factura más de 10,5 millones de euros. Es una mina de hacer dinero.

Tanta caja ha servido, por ejemplo, para construir una de las casas club más grandes de Estados Unidos. Costó 60 millones de euros, se fabricó en un tiempo récord de un año y tiene 50.000 metros cuadrados, contando con la planta que aloja los más de 200 buggies. Se inauguró coincidiendo con la victoria de Phil Mickelson en el The Players, en el año 2007.

El Stadium sólo tiene socios fundadores. Son unas quince familias que pagan unos 20.000 euros al año. A cambio pueden moverse por el TPC como Vijay Singh o Jim Furyk, vecinos del campo.

El Dye’s Valley sí permite socios anuales y lo cierto es que no es especialmente caro. Pagas 2.000 euros al año y tienes derecho a jugar tantas veces como quieras. Sólo tienes que costear el buggie, si lo quieres, unos 25 euros.

La gigantesca casa club de Sawgrass es donde Tiger Woods ofreció su primera rueda de prensa tras confesar su infidelidad.

El hoyo 17 del Stadium Course también tiene su historia. Su diseño en isla es absolutamente accidental. Pete Dye, diseñador del campo, lo concibió como un hoyo en península. Sin embargo, durante las obras se estuvo sacando tierra de los alrededores de este green y el agua acabó saliendo a flote rodeándolo por completo. La mujer de Pete le sugirió que era más espectacular, que lo dejara así. Y así quedó.

El hoyo mide 124 metros y tiene el green más grande de todo el Stadium Course. Entonces, ¿por qué se van tantos jugadores al agua?

Por el viento. El hoyo está metido entre montañas que sirven de gradas para los espectadores. Desde el tee es muy difícil medir el viento que hace arriba y con un tiro tan corto la bola sube mucho. Si sopla el viento, mojarse o no, es una cuestión de lotería.

Si, pese a todo, no tiene los 290 euros en el bolsillo siempre podrá jugar gratis una réplica del hoyo que se coloca en una carpa durante el torneo y que hace las delicias de los aficionados. Si la dejas en green, te ganas un paquete de tres bolas.

El día ha amanecido en Ponte Vedra Beach bastante nublado. La humedad es del 82 por ciento y la amenaza de lluvia y tormenta estará presente durante todo el día.