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Una cenicienta curada de espanto

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Steve Wheatcroft no cree en cuentos de hadas. Ni siquiera cuando está en medio de uno y como protagonista principal. Él es más del antihéroe. Escéptico. Es lo que le ha tocado vivir…

Wheatcroft es la gran historia del Shell Houston Open. Uno de esos relatos que nos encantan a los periodistas. Jugador desesperado, sin tarjeta, sin victorias, golpeado por la fortuna, y al que de repente le surge la gran oportunidad de su vida. Wheatcroft entró en el torneo mediante la previa del lunes y después de 36 hoyos es el líder con un golpe de ventaja sobre D.A. Points y Jason Kokrak.

No tiene tarjeta del PGA Tour. Pero hay más. Su tarjeta del Web.com Tour es condicionada. No entra en todos los torneos. Es decir, está solo en mitad del desierto, rodeado de coyotes y con apenas un puñado de balas en el cargador. Es la gran historia del sueño americano, aunque Wheatcroft ya no cree en esas cosas. Al menos, cuando el cuento apenas está en la mitad.

“Odio las previas, no me gustan, hay mucho sufrimiento, son muy duras. Esta la jugué porque no me quedaba otra. No sé qué va a pasar. Prefiero no pensar en nada. Mañana igual hago 61 golpes que 81. Ya me he demostrado que soy capaz de ambas cosas. He ganado un torneo por doce golpes de ventaja, sé hacerlo, pero quién sabe lo que pasará en los dos días que restan”, señaló. Wheatcroft dejó de soñar hace tiempo. Ya sólo cree en el tee del 1 y en el golpe a golpe.

Si Wheatcroft consigue derrotar al escepticismo y consigue el triunfo, su historia será un cuento de hadas en toda regla. No sólo ganaría el primer torneo de su carrera en el PGA Tour, además conseguiría dos años de exención y jugaría el Masters de Augusta. No lo duden, si eso sucede, esta cenicienta descreída será la primera conversa.

Resultados (segunda ronda)