Nick Watney (-12), líder en solitario del Wells Fargo después de entregar ayer un soberbio 64 en Quail Hollow (Charlotte, Carolina del Norte), ha tenido la mala suerte de hacer coincidir semejante jornada con la enésima decepción de Tiger Woods…
Porque el catorce veces ganador de ‘majors’ se quedaba fuera del corte. Una vuelta de 73 golpes, para un resultado total de PAR y todo un escaparate de los problemas y defectos de los últimos tiempos: un putt deficiente y cierta inconsistencia en el juego largo.
Tiger explica que en determinados momentos de sus vueltas se encuentra a caballo entre el último swing que trabajó con Hank Haney y el actual que viene puliendo con Sean Foley. Un verdadero galimatías. En todo caso, Ogilvy, que iba jugando con Tiger, destacaba al finalizar la vuelta que el putt fue el principal culpable. «Si hubiera pateado razonablemente bien habría pasado el corte con relativa tranquilidad», dijo.
Tiger siempre es protagonista. Ayer lo fue también por un suceso bastante extraño. En el hoyo 5, par 5, el norteamericano se marcó una escapada curiosa hacia una zona de pinos y después el jugador no encontró su bola. Sin embargo, el vicepresidente de reglas del PGA Tour, Mark Russell, le concedió un dropaje sin penalidad al considerar que alguien pudo haberse llevado dicha bola. Al parecer, algunos espectadores confirmaron haberla visto caer en un zona concreta donde aparentemente no debia existir problema alguno para encontrarla. Russell concluyó que la bola de Tiger llegó a estar a la vista y luego desapareció.
No quepa la menor duda de que esta decisión va a acarrear su correspondiente polémica.
