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Pierden todos, gana el golf

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Rory McIlroy. © Golffile | Mateo Villalba
Rory McIlroy. © Golffile | Mateo Villalba

¿Qué ha sucedido este martes? Todavía no lo sabemos. Cuando encendí el teléfono y vi el acuerdo sencillamente me quedé boquiabierto, como todos, y el que diga lo contrario… que por favor me vaya diciendo el número de la lotería de Navidad.

Meses de disputa, enfrentamiento, declaraciones y soluciones paralelas se disuelven como un azucarillo con un “sencillo” comunicado. Una negociación digna del secreto de la CIA desvela un acuerdo a dos bandas y media (el DP World Tour aparece en la foto pero con la sensación de que no han pintado demasiado…) en el que se anuncia que la guerra termina y la paz se encamina. Veremos hacia donde, pero hay voluntad de paz.

Vayamos por partes porque aquí hay mucho que desmigar para intentar entender lo sucedido.

LIV Golf apostó por llevarse a los mejores y se quedó solo con algunos pocos, apostó por un formato nuevo que solo podía triunfar si tenía a una gran mayoría de los mejores del mundo y se quedó en un quiero y no puedo. Esa es la realidad. Las audiencias, los medios, los fans no han respondido al nivel de tamaña inversión.

Por otro lado, el PGA Tour arremetió contra el fondo saudí por atacar el sistema de competición actual, renegó de todo aquello que pretendían modernizar los árabes, perdió a grandes jugadores, no muchos pero algunos dolorosos. Además, no hay que olvidar que sin hacer propia la cuestión del dinero “sucio” saudí tampoco la negó y aceptó que esa idea calara en la mentalidad popular. El PGA ha vivido crispado los últimos tiempos y el LIV vino a demostrar que se podía invertir mucho más dinero en los jugadores, en los prize money y en los torneos. Grandes defensores de un sistema justo pero ligeramente retratados.

Esta situación había dejado a ambos circuitos en un cruce de caminos. Pensábamos que se hallaban en las Antípodas pero estaban tan lejos que acabaron chocándose. El fondo saudí quería repercusión, el LIV no se la está dando. PGA quiere a los mejores y un circuito justo. LIV “devuelve” a los jugadores, riega de millones al circuito americano y gana la ansiada repercusión, todos han perdido, todos han ganado, aunque probablemente el único que ha ganado hoy por encima de todos, es este bendito deporte llamado GOLF. Quizás sea un análisis demasiado sencillo, pero a veces hay que intentar entender lo singular para llegar a todo lo que circunda.

Hasta aquí lo nuclear de lo acontecido en líneas generales, pero claro, debates millones y dudas ni les cuento. Me encantaría aclarar cuánto ha influido en todo ello la guerra judicial, pero a pesar de mis estudios jurídicos me declaro incompetente en la materia e ignorante en lo tocante a los archivos de ambos bandos.

Una opinión al vuelo

Sobre lo sucedido en los últimos meses hay en un gran punto en el que disiento de la mayoría. Este conflicto ha hecho mucho mal al golf se repite por las esquinas… mmmm permítanme dudarlo. Entiendo y comparto gran parte de esa afirmación pero creo que el conflicto ha recordado las bases sobre lo que es realmente el golf y lo que no, lo que era accesorio y lo que era fundamental, lo que se podía innovar y lo que funciona desde hace tantos años querido mío igual es mejor dejarlo como estaba. El núcleo del deporte sale muy reforzado.

Mi segundo argumento se centra en la repercusión y en la emoción: el conflicto ha generado ríos de tinta, océanos diría. La máxima que recuerda que “da igual que hablen bien o mal de ti, lo que importa es que hablen de uno”, creo que viene al pelo. El debate que se ha generado estos dos años ha trascendido al mero mundo del golf, ha hecho que se debata en muchos ámbitos donde quizás no se hablaba de este deporte, ha obligado a posicionarse y en el golf, en la competición y a la hora de seguir un deporte esto es algo vital, casi necesario. Nos gustan los héroes y los villanos, los buenos y los malos y cada uno en su opinión lleva muchos meses posicionado. Hoy, los dos últimos presidentes de Estados Unidos de América han hablado sobre este debate.

La repercusión mediática que ha generado este conflicto ha ayudado a llegar a más gente, a algunos que ya estaban los habrá desilusionado, pero no dudo que a tantísimos les ha ayudado a generar arraigo y convencimiento. El deporte necesita de tus emociones y este debate ha levantado las pasiones más profundas. Estoy muy convencido de ello quizás porque he sido uno de tantos en sentirlo así.

Jon Rahm. © Golffile | Mateo Villalba
Jon Rahm. © Golffile | Mateo Villalba

Personas, personajes y más dudas

Redirigiendo el rumbo de la conversación me dirán que tengo cierta boina nacional y no se equivocan en su apreciación pero es que hay una persona que de todo este debate mediático sale muy reforzada… y no es otra que la figura de don Jon Rahm. Desde el minuto uno, dejó clara su postura y su amor al circuito en el que soñaba jugar desde shiquitito pero siempre abogó por la paz y el respeto a todas las decisiones. Quizás tenía una posición “fácil” desde la cual no se jugaba nada, pero con una mano rechazó los petrodólares mientras tendía con la otra la vía del diálogo. No era fácil defender algunas posturas y ha sido coherente en todo momento.

Podríamos escribir un libro esta noche sobre como quedan diversas figuras del panorama mundial del golf como son Rory McIlroy, Jay Monahan, Keith Pelley o el propio Greg Norman. Este último ya está fuera del tablero de ajedrez, pero en mi opinión Jay y Keith una vez queden claras las líneas maestras del acuerdo, si tienen un mínimo de decencia consigo mismo, deberán dar un paso a un lado… No se puede vivir como si los últimos doce meses no hubiesen existido y fíjense que creo probable que, a la larga, Monahan sea un gran vencedor en el relato de esta historia, pero no todo vale… o sí, yo que sé.

Jay Monahan. © Golffile | Eoin Clarke
Jay Monahan. © Golffile | Eoin Clarke

Sobre Rory qué decir, se erigió en el caballo de batalla, el héroe que toda guerra necesita y creo que el PGA le debe una sincera disculpa por lo sucedido hoy o por lo sucedido en los últimos meses, decidan ustedes. Rory no ha hecho la guerra por su cuenta, ha hecho lo que el circuito estimaba que necesitaba y hoy el norirlandés ha quedado con los pantalones en dudosa posición. Quien sabe si el discurso conciliador (y novedoso) de Rory la semana pasada se debía a que algo ya sabía, y aunque las negociaciones han sido tan secretas demasiada casualidad me parece el cambio de tono.

Y por último, donde quedan todos aquellos jugadores que renunciaron a contratos millonarios en pro del deporte y la competición y ahora ven que sus compañeros LIVianos vuelven al circuito. Muchas preguntas que nos presentan un panorama incierto en el que sabemos muy poco de lo que realmente nos depararán los próximos calendarios mundiales del golf. Meses apasionantes, meses de conjeturas y adivinanzas. Si realmente esto lleva a un circuito más internacional creo que puede salir un producto espectacular aunque eso ya es demasiada especulación.

Los jugadores del LIV se hallarán felices aunque es cierto que quizás no podrán pasar el deseado tiempo en familia que anhelaban y por otro lado los del circuito americano tendrán muchas preguntas y exigencias con Tito Monahan. ¿Donde acabará esto? Quien lo sepa, insisto, que me recuerde el número de la lotería de Navidad de este año, no vaya a ser… no vaya a ser.

1 COMENTARIO

  1. Por artículos tan claros como este vale la pena seguir pagando la suscripción. Felicidades!

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