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“Qué estúpido que soy”: el error que hizo aún más grande a De Vicenzo

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Era 14 de abril de 1968, día en el que Roberto De Vicenzo cumplía 45 años y se jugaba el poder ganar su segundo ‘major’, tras el Open Británico que había conquistado el año anterior.

Salía séptimo, a dos golpes de distancia de Gary Player, una distancia que en cualquier campo es bastante insignificante, pero en Augusta y con 18 hoyos por delante es prácticamente nada. De hecho, eran ocho jugadores en ese margen de dos golpes, así que cualquier cosa podía pasar, pero nadie imaginaba el desenlace que ocurriría al final de la jornada.

De Vicenzo jugó el mejor golf de la semana cuando más lo necesitaba, pronto alcanzó el liderato a base de birdies, y en el hoyo 17 llegó el motivo de la polémica, aunque para ser concretos, un conflicto que nadie buscó.

De Vicenzo (izquierda) en la ceremonia de la Chaqueta Verde

El jugador argentino pegó el golpe del día, un hierro 10 desde la calle que dejó a apenas 80 centímetros del hoyo, logrando un birdie espectacular. Un birdie con el que se situaba líder por uno, aunque un fallo con el segundo golpe del 18, que terminó en bogey, le hizo terminar empatado con el estadounidense Bob Goalby.

O al menos eso era lo que creían todos.

«Me fui desconcertado a firmar la tarjeta, reprochándome el último bogey, y pensando que con ese fallo el torneo se me iba de las manos. Cuando juego, sólo pienso en la pelota, en mis manos y en los palos, y miro al público sin verlo, como si estuviera solo. Cuando entregué la tarjeta me ocurrió lo mismo, la miraba sin ver los números; la revisé tres o cuatro veces, pero mi cabeza estaba en el fallo del hoyo 18.”

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Tommy Aaron, compañero y marcador de De Vicenzo en el partido del domingo, puso un 4 como resultado del argentino en el hoyo 17, ese hoyo en el que el resultado había sido un 3 espectacular que habían visto todos. Ambos firmaron la tarjeta y la entregaron, por lo que el resultado de la tarjeta era de 66 golpes y no de 65, lo que De Vicenzo creía que le llevaba al playoff contra Bob Goalby, pero los árbitros pronto le reclamaron y le explicaron la situación, y es que no iba a haber playoff, él terminaba segundo y la Chaqueta Verde era para el norteamericano.

De Vicenzo Open Championship 1967

“Qué estúpido soy”, fue lo primero que dijo cuando se enteró de lo ocurrido. Se limitó a aceptar el error, nada de culpar a Aaron ni de intentar convencer a los oficiales del torneo de que tuvieron manga ancha. El error le costó la posibilidad de ganar el Masters de Augusta, pero siempre asumió el fallo y no buscó culpables. «Cuando se detectó el problema, mi respuesta fue muy simple y entre lágrimas dije: ‘Los reglamentos hay que respetarlos’. Siempre creí que el único tonto había sido yo, entonces no le podía echar la culpa a otro. Y esa actitud fue la que me terminó abriendo las oportunidades para viajar por todo el mundo. Gané reconocimiento. Si yo hubiera dicho: «Me hicieron trampa», las puertas se me habrían cerrado. Al final, terminó siendo el mejor error de mi vida», concluyó el maestro del golf argentino.

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Eso sí, De Vicenzo ha sido uno de los jugadores más entrevistados de aquella época, y años después, ya con la situación analizada una y otra vez, el argentino daba una versión algo más extensa. Seguía sin culpar a nadie, pero ya había algún ‘pero’, y por su cabeza pasaban múltiples opciones:

“El único culpable fui yo, pero en mi fuero íntimo sigo creyendo que todo esto pasó demasiado rápido como para haber perdido por el mero hecho de firmar algo que no era lo real. Y lo real fue que yo hice 3 en el hoyo 17, no porque lo diga, sino porque tengo a 20 millones de testigos, 20 millones que siguen creyendo que en el torneo no tiene un ganador, sino dos ganadores, y que quedará en la historia como el Torneo inconcluso. No creo que Aaron me quisiera perjudicar. No concibo que en el golf pueda caber la deshonestidad. Si somos profesionales, debemos ser profesionales en todo. Cada uno debe luchar con sus armas, sin pensar que nadie pueda ayudar al otro. Firmé la tarjeta y la entregué sin haber sido sumada al encargado de hacerlo. Yo estaba a diez metros de él, pero con indecisión no me llamó, y optó por entregarla a los oficiales de reglamento y exponerle la situación. Un periodista de TV me entretuvo en esos momentos, y todo contribuyó a la confusión. Yo no dije que en la Argentina no ocurría esto, sino que en la Argentina se juega más amigablemente y que con un poco de buena voluntad el error de mi tarjeta pudo ser corregido. Estoy de acuerdo con el reglamento, con la decisión, pero tengo mis dudas si también debo estar de acuerdo con la persona que sumó, que no fue Aaron, que no fui yo, que no sé quién es.»

Pese a que Roberto De Vicenzo tuvo una gran carrera, con un Open Championship incluido, siempre fue recordado por aquella situación. Lógicamente, eso da para muchas teorías, esa es la del protagonista, que cada cual saque sus conclusiones.

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