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Jon Rahm aclara a Tengolf contundente su situación respecto al European Tour y la Ryder Cup

“Quien dice que no me interesa Europa es que no conoce el tema”

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«Quien dice que no quiero jugar o que no me interesa el European Tour es que no conoce el tema». Jon Rahm no vacila un segundo en la respuesta. Tiene una mezcla de cabreo y perplejidad. No entiende de dónde sale esa valoración que él considera gratuita y vacía de contenido.

Es cierto que Rahm no ha jugado todavía ningún torneo del European Tour, pero la explicación no reside en ningún desinterés del jugador español sino en la propia sucesión natural de los acontecimientos en los primeros pasos de su carrera. Ha sido un asunto de falta de oportunidades dentro de la lógica evolución desde que se hizo profesional.

Rahm es contundente. No se anda por las ramas con este asunto. «Es mentira que no me importe el European Tour. Quiero jugar en Europa y el Open de España estará siempre en mi calendario. Siempre lo he dicho. Lo jugaré cada año salvo que coincida con algún major, obviamente, una situación que evidentemente parece muy improbable», asegura a Tengolf.

Si Rahm no ha dado ya oficialmente el salto al European Tour se debe únicamente a una reflexión lógica de su situación profesional. Su primer objetivo cuando finalizó su brillante etapa como amateur fue sacar la tarjeta del PGA Tour, un anhelo que está en la mente del 99,9 por ciento de los jugadores. Es a día de hoy el circuito más fuerte del mundo, donde están los mejores cada semana y el lugar en el que todos quieren jugar. Su extraordinario despliegue en sus primeros torneos como profesional le permitieron lograr la proeza. En menos de un mes logró la tarjeta con una sucesión de resultados tan extraordinarios como el tercer puesto en el Quicken Loans y el segundo en el RBC Canadian Open.

Una vez conseguida la tarjeta del PGA Tour, el siguiente paso sería tratar de conquistar los derechos para jugar en Europa, ya que recordemos que Rahm no puede jugar ahora mismo el Circuito Europeo salvo que reciba invitaciones. Las dos vías convencionales para sacar la tarjeta del European Tour son la Escuela o acceder al top 50 del mundo, entrar en los majors y en los Campeonatos del Mundo y aprovechar esos torneos para sumar el dinero suficiente que le permita acceder a la tarjeta. Una vez conseguido, se haría miembro. «Sinceramente, mi equipo y yo analizamos la situación y pensamos que en mi primer año con tarjeta del circuito americano no sería inteligente pasar por la Escuela europea. Si hubiera conseguido la tarjeta habría tenido que intentar mantener los derechos en ambos circuitos haciendo no sé cuántos viajes entre Europa y Estados Unidos y jugando seguramente más de 35 semanas cruzando el Atlántico cada poco. Afrontar una situación tan complicada en mi primer año sería poner en peligro la tarjeta del PGA Tour y pienso que no sería la mejor decisión», explica.

Rahm entiende que hay que seguir una evolución lógica, un proceso que a día de hoy es el que hacen todos los golfistas que afrontan la ardua tarea de mantener las dos tarjetas, como por ejemplo Sergio García. Es decir: «el objetivo es seguir creciendo, hacer las cosas bien, conseguir buenos resultados en el PGA Tour y a partir de ahí tratar de meterme en el top 50 del mundo y entonces sí mantener las dos tarjetas siendo miembro de los dos circuitos. Si estoy en el top 50 puedo jugar los cuatro grandes y los cuatro Campeonatos del Mundo, ocho torneos que cuentan para ambos circuitos y que facilitarían mi acceso a al Circuito Europeo. Intentar hacerlo sin estar entre los 50 primeros del mundo sería arriesgar mucho. Por tratar de tener más, te podrías quedar con menos», explica Jon.

Rahm insiste para dejarlo claro de una vez. «Me encantaría poder jugar en Europa, quiero jugar en Europa y nada me hace más ilusión que poder jugar la Ryder Cup de Francia en 2018, pero las decisiones hay que tomarlas con cabeza y buscar lo que puede ser mejor. Hacerlo de otra manera sería poner en peligro lo que tengo por pedir más», sentencia.