Al hablar de Bryson DeChambeau tenemos la sensación de que lleva mucho tiempo en la escena del golf profesional, ganando torneos de prestigio mundial y acaparando portadas. Pero la realidad es que no es así. El joven jugador californiano dio el salto al profesionalismo hace algo más de cinco años, aunque sus grandes logros nos inviten a pensar que lleva mucho más. Prueba de ello es que esta será su segunda participación en una Ryder Cup.
Dicha participación está más que justificada con una temporada de sobresaliente alto. Dos victorias, en el US Open 2020 y el Arnold Palmer Invitational, y nueve top 10 permitieron a DeChambeau clasificarse para el evento sin problema alguno. Dejando de lado esos dos triunfos de alto prestigio, Bryson quedó segundo en solitario en el BMW Championship y tercero empatado en The Players. Ha sido uno de los seis jugadores en haber ganado más de una vez esta temporada y llegó a liderar la FedEx Cup durante un total de 20 semanas, más que ningún jugador esta temporada.
Si sus logros son llamativos, sus estadísticas también lo son. Terminó la temporada liderando el ranking de distancia con el driver 324 yardas de media, convirtiéndose en el primer jugador en la historia del circuito en promediar más de 323 yardas en una temporada. Una barbaridad acorde a la importancia que otorga DeChambeau a esta faceta de su juego. En este sentido, también acabó liderando el ranking de golpes ganados desde el tee.
Una segunda oportunidad
Como comentábamos, esta será la segunda participación de DeChambeau en una Ryder Cup tras la edición de 2018. En aquella ocasión, Jim Furyk lo seleccionó como uno de sus cuatro “picks” junto a Mickelson, Woods y posteriormente Finau tras una muy buena temporada. Lo cierto es que DeChambeau no pudo darle la razón a su capitán ya que su balance aquella semana en Le Golf National no pudo ser peor: tres derrotas y ninguna victoria.
El joven californiano debutó junto a Mickelson en la modalidad foursome cayendo por 5&4 ante Sergio García y Alex Noren. Al día siguiente tuvo el lujo, y el reto, de compartir partido con Tiger Woods ante la pareja de moda del momento formada por Molinari y Fleetwood. Los europeos ganaron de manera clara y manifiesta por 5&4. En los individuales del domingo, Furyk le escogió para salir en el partido final dónde caería por uno arriba ante Noren.
Si bien su debut fue para olvidar, la realidad es que el DeChambeau que nos encontraremos en Whistling Straits será muy diferente al de París. A esta edición llega como ganador de Major, ocho victorias en su haber y listo para ser uno de los líderes del equipo. No podemos terminar este artículo si hablar de su relación con otro peso pesado del equipo: Brooks Koepka.
A nadie se le escapa que el ambiente dentro del equipo americano no tiene nada que ver con el ambiente jovial que se respira en el bando europeo. En gran parte esto se debe a la confrontación que se lleva alargando meses entre DeChambeau y Koepka, dos grandes jugadores que tienen muchas dificultades a la hora de soportarse. Veremos hasta qué punto esto puede afectar al equipo o si Stricker será capaz de manejar el asunto. Una reconciliación parece una utopía, pero veremos si son capaces de dejar al lado sus diferencias por el bien del equipo.
