Sin duda alguna, uno de los jugadores que más dolores de cabeza estará provocando a Harrington estos días es Jordan Spieth. El tejano es la viva imagen del golfista americano talentoso, trabajador y con una mentalidad ganadora que le ha llevado a cosechar exitosos resultados en los últimos años. Spieth se prepara para disputar su cuarta Ryder Cup sabiendo que en ninguna de las tres ocasiones anteriores había gozado de un papel tan de líder. Dicho papel conlleva dar un paso al frente y es lo que precisamente le toca al ganador de tres Majors.
Tras varias temporadas discretas, esta campaña ha servido para volver a vislumbrar destellos del mejor Jordan Spieth. Lejos de aquel monstruo ganador del 2015 pero lo suficiente bueno como para volver a ilusionar a aquellos que daban por hecho que el tejano nunca volvería a ser el mismo. Tras cuatro años de sequía, Spieth volvió a la senda ganadora en el Valero Texas Open. Como no, tenía que ser en su estado natal y ante su gente.
Además de dicha victoria, que llegó 1351 días después de su último triunfo en el Open de 2017, la temporada de Spieth ha sido bastante buena. Se convirtió en el quinto jugador desde 1980 en alcanzar 12 victorias en el PGA Tour antes de cumplir 28 años, uniéndose a Phil Mickelson, Tiger Woods, Rory McIlroy y Justin Thomas. Además, consiguió un total de nueve top 10 en torneos como el Open (2º), el Masters (T3) o el Arnold Palmer Invitational (T4). Parece que cada vez estamos más cerca de la mejor versión de Jordan.
Pasó el corte en 21 de los 25 eventos y fue líder o colíder tras 54 hoyos disputados en cuatro ocasiones a lo largo del año, más que ningún otro jugador en el circuito junto con Sam Burns. Consiguió acceder al fin de semana en los últimos 18 eventos de la temporada, la racha más larga registrada por ningún jugador en la 2020-2021. Unos logros que muestran a las claras la consistencia de Spieth y dan la razón a Stricker en su decisión de incluirle en el equipo.
Con ganas de igualar la balanza
Desde hace tres años, la balanza esta desequilibrada y una victoria en Whistling Straits es la única solución posible para volver a equilibrarla. La derrota americana en París puso el marcador personal de Spieth en contra con dos ediciones perdidas (2014, 2018) y una ganada (2016). Por contrapartida, si miramos su récord de partidos, el balance es ligeramente positivo: siete victorias, cinco derrotas y dos empates.
En su debut, Tom Watson le alineó en tres de los cuatro partidos de fourballs y foursome. Spieth jugó toda la semana junto a Patrick Reed, en el inicio de una relación muy fructífera para el combinado americano con dos victorias y un empate. En los individuales, Spieth cayó por 2&1 ante Graeme McDowell.
Dos años más tarde, el tejano jugó los cinco partidos consiguiendo dos victorias, dos derrotas y un empate. Esos dos puntos y medio los consiguió junto a Patrick Reed, de nuevo su compañero esa semana, resultando ser una de las parejas más efectivas de aquella edición. Dos victorias ante la pareja formada por Stenson y Rose y un empate ante García y Cabrera Bello pusieron de manifiesto que la sociedad Reed-Spieth era todo un éxito tras dos ediciones.
En 2018, Jim Furyk tomó la decisión de separar los caminos de Reed y Spieth puesto que supuestamente este último no quería jugar más con su pareja de los últimos años tanto en la Ryder como en la Presidents. En una decisión que generó bastante revuelo, Jim Furyk decidió alinear al tejano con su gran amigo Justin Thomas y a Patrick Reed con Tiger Woods. A juzgar por el resultado en Le Golf National, tres victorias y una derrota, la decisión de Furyk fue más que acertada. Sin embargo, Jordan no pudo ganar su partido de individuales al ceder 5&4 ante el debutante Olesen.
Spieth ha demostrado ser un gran competidor en los formatos fourballs y foursome. Todo hace apuntar que esta semana volverá a competir junto a su gran amigo Justin, pero la asignatura pendiente sigue siendo los partidos individuales donde todavía no ha conseguido ganar un partido en sus tres intentos. Más gasolina para un Spieth bastante motivado ya de por sí, listo para liderar al equipo americano hacia la victoria y su ansiada segunda Ryder Cup personal.
