Rafael Cabrera Bello ha ganado con absoluta autoridad a Kevin Kisner (4 y 3) en la segunda jornada del WGC Dell Match Play y se asoma a los octavos de final. En su grupo es el único que depende de sí mismo y un empate en la tercera jornada ante Soren Kjeldsen, ya desahuciado, le pondría directamente en la siguiente ronda, haciendo saltar por los aires todas las previsiones. Podría valerle también la derrota si Kisner y Matsuyama empataran su partido y, en todo caso, en el peor de los escenarios ya tiene asegurado un desempate ante el norteamericano o el japonés.
Rafa ha vuelto a dominar desde el inicio del duelo, igual que ante Matsuyama, pero mejorando incluso sus prestaciones. El canario finiquitaba la contienda en el hoyo 15 con un parcial de tres menos en el día y un solo bogey en la tarjeta. Lo hacía, para más señas, embocando un putt desde fuera del green, a más de veinte metros del hoyo, ante la desesperación de Kisner, el actual Número 2 de la FedEx Cup, que no ha encontrado el modo de echarle el guante a su rival.
No ha dado muchas opciones el español. Muy seguro desde el tee (tan solo ha fallado dos calles), y sacando adelante algunas recuperaciones maravillosas, como las de los hoyos 7 y 9, vitales al fin y a la postre porque frenaban en seco el intento de remontada del norteamericano, que no dejaba de verse con el agua al cuello. Desde luego, la actuación de Rafa en los greenes está siendo otra de las claves, pero es que en realidad, y salvo esos cuatro hoyos de desorden en su duelo ante Matsuyama, su nota es de notable como mínimo en todas las parcelas del juego.
Es por tanto una evidencia el crecimiento de este jugador, apreciable casi semana a semana, y eso sin conocer todavía su futuro en este torneo, por más halagüeño que pinte ahora mismo. Pero sus triunfos ante jugadores de enorme peso y prestigio no van a hacer más que apuntalar su confianza y disparar las expectativas. Además, las puertas del Masters ya las tiene entreabiertas: llegando a octavos sus opciones de meterse entre los cincuenta primeros del mundo antes de la cita en el Augusta National crecen como la espuma, aunque todavía quedarían números por hacer.
