Cuando la máquina se enciende hay que echarse a temblar. No queda otra. Agachar la cabeza y aguantar el chaparrón. Sucedió en el hoyo 7 del Sheshan International. Jornada final. WGC HSBC Champions. Día D y hora H. El regreso del KAYMERAZO…
Hoy domingo en China hemos asistido a una soberana exhibición de golf de Martin Kaymer para ganar el último gran campeonato mundial del año. Sublime. Marchaba al par cumplido el primer tercio de la vuelta. A partir de ahí, el ciclón. Nueve birdies en doce hoyos. 29 golpes por los segundos nueve. Indomable. Incontestable. Inapelable. Poderoso desde el tee, brillante con los hierros y definitivo con el putter. La mejor versión del jugador alemán. De los diez birdies, ocho fueron desde menos de tres metros. Hacía tiempo que no jugaba a este nivel. Posiblemente desde el final de la temporada pasada, aunque ganó a principios de año en Abu Dhabi.
Cuando Kaymer se pone irresistible poco se puede hacer. Es un rodillo. Y aún pudo ser peor. Los tres hoyos que dejó con ‘vida’ fueron el ‘9’, donde falló un putt de birdie de un metro, el 14 y el 16, los dos hoyos más fáciles en el recorrido de vuelta de Sheshan.
Durante mucho tiempo, Fredrik Jacobson demostró tener la situación bajo control. Medía los riesgos y se aferraba a ese magnífico juego corto que atesora para no perder la cabeza. Mantuvo a raya a todos sus rivales. Jugadores de alta alcurnia todos… McIlroy, Westwood, McDowell, Oosthuizen, Casey, Scott… Todos iban lanzando zarpazos. Más o menos certeros. Pero Jacobson seguía firme, seguro. Hasta que apareció Kaymer y se tuvo que apartar del camino…
Nada se le puede reprochar al sueco. Si viene un tipo y se marca un 63 el último día (la mejor ronda de Kaymer desde el 62 del jueves del Open de Francia 2009), con nueve birdies en doce hoyos, lo único que te queda es poner la mejor cara de póker que se te ocurra y tirar para adelante. Y aún así, consiguió mantener la compostura para asegurar la segunda plaza en solitario.
Kaymer se disparó hasta el -20, igualando la mejor vuelta en la historia de este torneo (Els, Maruyama y McIlroy hicieron 63 el último día en 2009) y el mejor resultado global, establecido por David Howell cuando ganó la primera edición en 2006. Pero hay más. El alemán ha encadenado 33 hoyos sin hacer bogey en Shanghai y su resultado en los últimos 32 es de -15. Es decir, prácticamente a un birdie cada dos hoyos. Lo dicho. Un ‘Kaymerazo’ en toda regla. Una palabra que debería estar ya registrada en el diccionario del golf.
Jacobson (-17) ha terminado segundo, demostrando que puede dar mucho que hablar en los próximos meses. De momento, su candidatura para la Ryder del próximo año ya está encima de la mesa. Tercero en solitario ha finalizado un siempre combativo Graeme McDowell (-16) y en cuarta posición han acabado McIlroy, muy lastrado por el putter, y un renacido Paul Casey.
La Armada, por su parte, ha tenido un domingo con más sombras que luces. Pablo Larrazábal (-7) ha terminado entre los 20 primeros, demostrando que cada vez se encuentra más a gusto en las grandes citas. Es su salsa. Coqueteó durante todo el día con el top ten, pero dos bogeys postreros en el 15 y en el 16 se lo impidieron.
Para Miguel Ángel Jiménez (-3), Álvaro Quirós (+1) y Pablo Martín (+13) ha sido un día muy duro en la oficina. Vueltas de 77, 79 y 80 golpes para despedirse de Shanghai. Singapur ya asoma en el horizonte… No estará Kaymer. Sabiendo cómo se maneja el teutón cuando está en racha, supone un alivio para el resto.
