QUIRÓS REVISA SU PUTTER PENSANDO EN LOS GREENES DE AUGUSTA
Álvaro Quirós prepara con detenimiento y al detalle el Masters de Augusta, que va a ser el decimotercer ‘major’ consecutivo disputado en su carrera. En efecto: todos los que se han jugado desde que en 2009 hiciera por primera vez su aparición en las grandes citas, precisamente en el mítico recorrido de Georgia…
Cuando Tiger Woods (-6, después de una vuelta de -7 con ocho birdies, líder en solitario…) se pone en este plan lo mejor que uno puede hacer es sentarse y alucinar. Frotarse los ojos y disfrutar de la precisión de sus golpes en todos los segmentos del juego, de la magia de sus recuperaciones cuando, circunstancialmente, se ha metido en problemas y, en definitiva, de su capacidad para ponerse en todo momento en disposición de hacer historia: ayer tuvo la oportunidad de haber escrito otra página de oro en los anales del golf, porque nunca se había jugado una vuelta en menos de 63 golpes en toda la historia de los cuatro ‘majors’ (Masters, US Open, Open y PGA) y el se dejó un putt de unos cinco metros en el hoyo 18 para firmar un 62 celestial… Llegó a entrar la mitad de la bola en el agujero cuando el norteamericano ya celebraba el récord (por supuesto, Tiger era plenamente consciente), pero incomprensiblemente se salió trazando una corbata diabólica.
Jugando con hierros 2 y 3 desde la mayoría de los tees, Woods sólo falló dos calles en todo el recorrido (uno de los fallos, a un bunker de calle en el 17, lo resolvió con un golpe desde la arena a 170 metros del green dejándose un putt para birdie de seis metros…). Con el putter en la mano estuvo verdaderamente magistral: desde todas las esquinas y distancias. La sombra de su decimotercera victoria en un grande es más que alargada en este PGA Championship de Southern Hills.
Sergio García (+5), a once golpes de Tiger, ha reducido casi a la nada sus opciones de victoria. Su semana de gloria se resiste. Y el caso es que comenzó la jornada ofreciendo algo más que esperanzas: dos birdies en cuatro hoyos y embocando putts de seis y siete metros con una finura y precisión majestuosas… El desgraciado cortocircuito se produjo en el hoyo 11, un par 3 de casi 160 metros. Pegó un hierro 7 recto y sólido, directo a bandera… Pero se pasó ligeramente y la bola se marchó a un bunker. Desde allí, con muy poco green para maniobrar, quiso afinar tanto (de hecho, seguramente él no descartaba embocar desde la arena…) que la bola no salió de la trampa por un dedo; en el segundo intento (tercer golpe), repitió la misma operación… Tres golpes desde el bunker para firmar un doble bogey (y eso que metió un putt complicado de más de tres metros), y a partir de ahí ya nada fue lo mismo. Todavía hizo dos pares en el 12 y el 13, pero los últimos cinco hoyos los completó con cuatro dolorosos bogeys, hasta el punto de llegar a flirtear seriamente con el corte…
Miguel Ángel Jiménez (+10) y José María Olazábal (+15) tampoco anduvieron muy finos. El malagueño entregó una tarjeta de +2, muy meritoria, pero el +8 del jueves que llevaba en la mochila pesaba demasiado. El donostiarra, por su parte, anda muy dolorido por sus problemas de salud: a la lesión en la rodilla se ha unido otra en la espalda que le lleva por la calle de la amargura…
La dureza de Southern Hills también se ha llevado por delante a Vijay Singh, Jim Furyk, Zach Johnson, Henrik Stenson, Aaron Baddeley o Rory Sabbatini, entre otros. Aquí están los mejores y las escabechinas de ilustres en el corte de los majors, ya se sabe, están a la orden el día.
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