Jiyai Shin (-9) no sólo ha ganado el British de 2012, sino que de paso se ha dado un festín pantagruélico a costa de todas y de todo…
A costa de todas, porque cada una de las jugadoras candidatas al triunfo se fue diluyendo inexorable y cruelmente, vapuleadas todas por una jornada durísima. Sólo Paula Creamer (+1) ha aguantado su ritmo con un acumulado de par en los 36 hoyos dominicales, el mismo que el de Shin. El marketing en tonos rosas de escaparate, pasarela y manicura se vendría abajo como un castillo de naipes si esta rubia no lo fundamentara en semejante nervio competitivo.
A costa de todo, porque el viento no ha hecho mella en ella, porque el agua le resbalaba, porque el hecho de estar diez horas en el campo casi forma parte de su rutina. Y porque la muchacha, después de liar una muy gorda en el hoyo 1 de la última y decisiva ronda, errando un putt de doble bogey de menos de un metro, resulta que miró a su caddie y sonrió abiertamente, sin la doblez del desengaño ni la risa tonta y ácida de la desesperación. Vaya, que le parecía cómico a Jiyai el asunto. Acababa de meter a muchas candidatas en la lucha e inmediatamente las acababa de sacar. Sólo por actitud.
A costa de todo, también, porque se ha ‘burlado’ de un Royal Liverpool que, en realidad, está afilando sus armas de cara al Open de 2014. Shin acaba de ganar su segundo Grande, de nuevo el British, como en 2006, pero además se ha desenvuelto como una auténtica Número 1. Ha encadenado dos triunfos consecutivos y, desde luego, Yani Tseng, puede temerlo todo de ella a medio plazo.
Por desgracia, el largo final ha resultado sobrecogedor. Casi sin luz y con un frío de mil demonios. Cientos de rostros ateridos y palmas acartonadas de aficionados británicos que trataban de honrar a la risueña campeona. Ella ya había dado por terminado el banquete después de hacerle birdie a los hoyos 15 y 16. Mucho antes se había quedado por el camino la gran Karrie Webb (+3), sepultada a la postre bajo una dolorosisima vuelta de 82 golpes.
Ni siquiera hubo celebración y entrega de trofeo oficiales en el green del 18, porque la organización, en buena lógica, estimó que ya eran demasiadas horas a la intemperie. Son asimismo las cosas que tienen las victorias por aplastamiento…
