Jorge Campillo y Adrián Otaegui (-10) aún tendrán algo que decir en la Copa del Mundo. La pareja española ha rubricado una tercera ronda de fourballs excepcional. Han entregado una tarjeta de 64 golpes y se han colocado en la undécima posición, a un mundo de los belgas, Thomas Pieters y Thomas Detry (-19), pero a tiro, eso sí, de la segunda plaza que comparten con -14 México (Abraham Ancer y Roberto Díaz), Italia (Renato Paratore y Andrea Pavan) y Corea del Sur (Si Woo Kim y Byeong Hun An). Es decir, se han creado una bonita oportunidad de aspirar al top 3 y, por qué no, aguardar al acecho por si Bélgica tiene una ronda final torcida.
Lo primero que hacía falta era una combinación letal para remontar en los fourballs, una modalidad, ya saben, donde hay que hacer muchos birdies para crecer en la clasificación. Campillo y Otaegui tardaron cuatro hoyos en arrancar, pero en cuanto el motor se puso en marcha ya fue un festival. La compenetración de ambos fue de manual. Y eso que alguna se dejaron por el camino…
Los dos han aportado cuatro birdies cada uno para ese ocho bajo par total. Una sinfonía perfecta. Comenzó Adrián con un gran birdie en el hoyo 4, se sumó Jorge en el 8. También Campillo lo hizo en el 9, aunque Otaegui tenía preparado el fuego de cobertura con una opción muy clara.
VÍDEO: lo mejor de la tercera ronda (fourballs)
A partir del hoyo 12 pisaron aún más si cabe el acelerador. Lo jugaron de libro, con dos opciones espléndidas y la metió primero Adrián. Repitió el de San Sebastián en el 13, con un putt muy importante. Campillo la había dejado a poco más de un metros y Otaegui la tenía a tres en bajada. Decidieron que Jorge pateara primero para evitar el estrés del putt delicado del compañero y, sobre todo, eliminar presión sobre el propio Campillo en caso de fallo de Adrián. Una estrategia de libro. Esta vez ganó el fuego de cobertura. Falló Jorge y la metió Otaegui. Enorme putt.
En el 14 recogió el testigo Campillo de manera espectacular. Drive, madera 3 extraordinaria y putt de eagle que se quedó colgando. La pareja española volaba en ese momento por encima del The Metropolitan Golf Club de Melbourne. Todavía remataría la faena con un birdie de Otaegui en el 16 y otro de Campillo en el 18 tras embocar un putt de cinco metros. Una coreografía perfecta.
Y como decimos, aún podía haber sido mejor, ya que en el 7 se dejaron una oportunidad muy clara de birdie. No obstante, no hay ningún pero que poner a su vueltón. Ha sido la segunda mejor ronda del día, sólo superada por el estratosférico 63 que han entregado Pieters y Detry. Los belgas han propinado un golpe casi definitivo al torneo. Tienen cinco golpes de ventaja sobre los segundos clasificados, pero aún deben rematar la faena, ya que los foursomes (golpe alterno) puede ser muy traicioneros. Si las condiciones son tan duras como el viernes, hay margen para la sorpresa.
En este sentido, la pareja española se guarda una carta bajo la manga. A la vista de lo que ocurrió en la segunda ronda, también en foursomes, Jorge y Adrián han decidido cambiar la estrategia. La idea es que Campillo asuma más responsabilidad en los tiros a green y que Otaegui tenga más veces el putter en la mano, para aprovechar precisamente la mejor virtud de ambos en estos momentos.
Así, Adrián saldrá primero en los hoyos impares y jugará la bola Taylormade con el número rojo, que consigue rodar más en calle y hacer más distancia, y Campillo saldrá en los pares con su bola Titleist. Esto significa, por ejemplo, que el extremeño va a pegar primero en todos los pares 3. La combinación, si ambos están finos, puede ser demoledora.
Todo lo que sea jugar bajo par en los foursomes les permitirá aspirar al top 5, aunque su apuesta mañana será ir muy agresivo para meter una vuelta realmente baja par y esperar a la sorpresa en la casa club.
