Graeme McDowell ha vuelto a ganar dos años después. Se ha impuesto en el torneo de Tiger Woods con tres golpes de ventaja sobre Keegan Bradley. Era su semana…
Son el tipo de cosas que le van a G-Mac. El World Challenge presented by Northwestern Mutual estaba plagado de alicientes para el norirlandés. Es el torneo de Tiger, algo que sin duda motiva a McDowell. Sólo así pueden explicarse sus fabulosos registros en esta cita. Ha jugado tres veces, ha ganado dos y en otra ocasión acabó segundo. Algo hay en el espléndido paisaje del Sherwood Country Club de California que saca lo mejor de McDowell.
Es su primera victoria desde, precisamente, la que logró aquí en 2010. Aquel año supuso la guinda a una excepcional temporada en la que conquistó el US Open y se convirtió en el héroe de la Ryder. Ahora debe ser la plataforma de lanzamiento para recuperar sus mejores sensaciones. Ha sido un buen año en los Grandes, pero nunca ha estado realmente cerca de ganar, salvo, quizás, el Arnold Palmer Invitational.
Otra motivación para McDowell era el listado de participantes. Estaban todos los norteamericanos del equipo de la Ryder a excepción de Phil Mickelson. McDowell lleva en su mapa genético la Ryder y todo lo que huela a ella eleva su rendimiento. Además, ganó tras un magnífico mano a mano con Keegan Bradley, sin duda el jugador que más hizo en Medinah por alterar el estado emocional del equipo europeo. No lo duden, también estuvo en su cabeza en la última ronda.
Y la otra motivación se llama Rory McIlroy. Así lo reconocía McDowell: “Siempre he dicho que me motiva ver a Rory ahí arriba, me empuja a ser cada día mejor. Ojalá pronto podamos vernos las caras en un torneo un domingo por la tarde”, señaló.
Por otro lado, Tiger Woods (-9) acabó en cuarta posición, cerrando una temporada que ha tenido luces y sombras, donde ha conseguido tres victorias aunque en ningún momento ha logrado dominar como antaño.
