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Tiger dispara al poste

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Jason Day (-6) es el nuevo líder del Masters de Augusta después de entregar un 68.

Ojo con el australiano, porque se agarra con uñas y dientes cuando huele la sangre, y ya fue segundo en el Augusta National hace dos años. Tiene coraje de campeón. Y lo lleva en los genes, por más que haya pasado una época gris que venía ya despejándose en 2013.

Day ha dejado con su registro fuera del corte a los +5, y en ese grupo había unos cuantos ilustres: Simpson, McDowell, Yang, Manassero… La ley del Masters. Nadie, a priori, se libra de su yugo, nadie, y por eso hay que celebrar convenientemente la presencia de la Armada al completo el fin de semana.

Tiger Woods (-3) ha vuelto a dejar la impresión de que su juego está mejor de lo que dice su resultado. Y eso que no anda mal situado, a tres golpes de la cabeza. Como si las piezas del rompecabezas no terminaran de encajar por nimios detalles que antes o después solventará. Le pasa como al delantero caro que lo hace todo bien, el desmarque, el control orientado y el disparo fulminante, pero que al final estrella el cuero en la madera…

Nunca mejor dicho si atendemos a lo que le ha ocurrido en el hoyo 15. Se marchaba del último par 5 del recorrido con un bogey después de producir un tercer tiro impecable que pegaba en el mástil de la bandera y terminaba en remojo. Al agua. Y desde ahí, un magnífico bogey. Hasta ese momento, una vez más, su vuelta era de libro, sin bogeys, muy sólido de tee a green y brillante las pocas veces que tocaba recuperar. Su hoja de ruta ordenaba la caza y captura del liderato en ese hoyo 15, lo que hubiera ocurrido sin duda de no haber mediado el accidente. Veremos cómo digiere la contrariedad, pero parece que hay que seguir apostando por que antes o después desencadene algo así como una tormenta perfecta.

Pero el Tigre saldrá mañana sábado por delante de Fred Couples (-5), el cincuentañero que pega la bola que la rompe cuando toca (son impresionantes las distancias que maneja con el driver), o que la acaricia como nadie si es menester. Otro fin de semana en los últimos partidos. Es de locos. Tampoco está nada mal lo de Langer (-2), que sale mañana a jugar con Sergio García (19,35, hora peninsular española), que ha hecho por ejemplo uno de los tres eagles que se han visto el viernes en el hoyo 2, pegando un maderazo desde la calle que por momentos traía aroma de albatros…

El Masters está de lujo. Por acotar, digamos que en sólo cinco golpes de diferencia andan a la caza de Jason Day un grupo de despiadados candidatos. Al margen de Couples, con quien por supuesto hay que contar, vemos a Cabrera, Furyk, Snedeker (a ver hasta dónde lleva el rubio la temperatura de su putter), Scott, Dufner, Westwood, Rose, Schwartzel, Kuchar… Además de Gonzalo Fernández Castaño y Sergio García, por supuesto, que podían permitirse el tropezón de esta segunda jornada, aunque a partir de ahora ya no se pueda ceder mucho terreno más. Y además también de Rory McIlroy (-2), que hasta el momento parece como que no está y vaya si está. A un golpe de Tiger, para ser más exactos.

Gonzalo, por cierto, debe cruzar hoy un nuevo Rubicón en su progresivo e incansable ascenso al estrellato definitivo: juega junto a Tiger Woods. Otra vez el sábado, como en Bay Hill. Pero esto es el Masters de Augusta. Palabras mayores, sin duda, pero se cumple así un deseo suyo. Casi se van a saludar como viejos camaradas en el tee del hoyo 1, y eso ya es un síntoma.

Resultados (Tercera Ronda)