Liz Bickerton, gran aficionada al golf de 74 años de edad, nunca había hecho un hoyo en uno. Muchas veces había soñado con conseguirlo, pero a su edad, prácticamente lo daba ya por imposible. Sin embargo, el pasado 27 de noviembre, los astros y su golf se alinearon y no solo logró embocar una bola en un solo golpe… ¡sino que lo hizo dos veces en una misma ronda!
Como miembro del Eagle Creek Golf & Country Club, Bikerton estaba jugando en Cedar Hammock, y sucedió algo increíble… «Todavía no me lo creo… Recibo cantidad de mensajes y pienso si realmente sucedió».
Natural de las afueras de Toronto, en Canadá, Liz lleva ya 18 años viviendo en Eagle Creek. Junto a su marido, Brian, comenzó a viajar a esta zona del suoreste de Florida para visitar a sus suegros, y finalmente ambos decidieron asentarse allí. El lugar en el que le esperaba una ronda de golf inolvidable…
Estaba jugando con Sue Anthony, Adele Reynolds y Cynthia Torokvei, sus amigas, en Cedar Hammock, campo que frecuentan mientras concluye la renovación de Eagle Creek. Ya había estado allí alguna vez hace tiempo y cuando llegó al tee del hoyo 14, un par tres de 80 yardas y su quinto hoyo del día (comenzaron desde el nueve), sacó de su bolsa un hierro 7, miró al green y no se lo pensó…
«No suelo jugar largo, pero si voy muy recta. Es como mi timón», dijo después. Le pegó a la bola, alcanzó al green y comenzó a rodar hasta que la bola entró en el hoyo y desapareció de su vista. «Fue increíble, todas empezamos a saltar», recuerda. Incluso gente de las casas que dan al campo que presenciaban la ronda comenzaron a aplaudirle.
Bickerton llamó por teléfono a su marido, que estaba jugando en Royal Palm, para contarle lo que había pasado. Y no creó yo lo que le estaba diciendo. Pero más increíble fue que al llegar al par tres del hoyo 4, de 88 yardas, volvió a repetir la jugada. «Le di un beso a la bola porque estaba convencida de que la iba a mandar al agua». Pero sobrevoló el obstáculo y otra vez entró directa.
«¡No es posible!», dijeron sus compañeras de juego. Y nada más embocar, llamó a su marido para contárselo. «Sí, ya me lo dijiste antes», le recordó Brian. Pero la respuesta fue completamente inesperada: «Sí, lo sé, es que he hecho otro». Su marido había logrado dos hoyos en uno en toda su carrera y Liz le había dado cada en una única ronda. Un recuerdo imborrable para esta veterana jugadora canadiense.