Está anécdota ocurrió en un campo de golf de Málaga hace unos meses. Nos la cuenta Marta Prieto, una de las mejores golfistas españolas. En la actualidad ocupa el quinto puesto en el ránking del circuito europeo. "Quedamos para jugar cuatro mujeres, todas profesionales y cada una de una punta de España. Nos fuimos a jugar a Málaga. Empezamos el partido y delante llevábamos un partido de hombres.Eran cuatro, todos amateurs y de todo tipo de hándicaps. Ellos iban totalmente concentrados, con 'súperposturas', lo miraban todo y, mientras, nosotras esperando, esperando y esperando en cada hoyo. Ellos miraban para atrás y lo que veían eran a tres o cuatro 'lolis' y no hacían ni caso. Ni siquiera se habían dado cuenta de que salíamos de barra amarillas, igual que ellos. Ya sabéis que el paso se da, no se pide. Pues allí, nada, esperando hasta que después de siete hoyos, hubo uno en el que decidieron dejarnos pasar. Nos pusimos en el tee de amarillas, le pegamos las cuatro, cuatro drives más largos que los suyos, los pasamos y se quedaron traumatizados. Nos dijeron: "Ay Dios mío, es no sabíamos quiénes eráis, perdonarnos…".Esta anécdota no deja de ser una tontería, ya que luego se quedaron encantados y nos vieron salir del siguiente tee. Pero de entrada, su pensamiento fue: son cuatro cotorras que van charlando y es cierto que esa actitud aún se ve en algunos campos. No obstante, en realidad, cuando vas a un sitio y la gente me ve todo el mundo se porta muy bien. Hay que tener en cuenta que el profesional femenino está más cercano al del buen amatuer hombre. El profesional masculino es otra historia. Le pegamos fuerte y nos comparamos a un amateur. Los profesionales masculinos pegan 260 metros de drive de media y eso, los amateurs no lo equiparan a su juego. De hecho, muchos hombres me han dicho que prefieren ver jugar a las mujeres que a los hombres. Pero eso es cuestión de gustos…".
