El golf español puede y debe celebrar la vuelta de 71 golpes, una menos, de Carlota Ciganda (+3) en la segunda ronda del British Open. La navarra se asegura su presencia en el maratoniano domingo…
Pero antes de nada conviene aclarar una cuestión: el viento casi dejó de soplar por momentos tras acabar Carlota. Ya ven lo que lo que le importan a Eolo las previsiones. A priori se iba a mantener la intensidad toda la jornada con claros repuntes al alza, pero a eso del mediodía comenzó a parar. Después volvió a saltar más adelante, y ésta fue la razón por la que el corte bailó lo suyo todo el día.
Siempre dio la sensación de que el acumulado de +3 de Ciganda no correría peligro, pero también es cierto que con el turno de tarde ya metido en harina, hubo una racha en la que se hicieron muchos más birdies. La coreana Jiyai Shin, por ejemplo, se disparó con un inicio apoteósico: eagle-birdie-birdie-birdie, llevando el liderato provisional a otra dimensión. Al final, eso tampoco fue lo normal…
Pero aquella situación, desde luego, perjudicaba notablemente a Beatriz Recari (+5), que hoy se ha montado desde el tee del 10, su primer hoyo, en la montaña rusa. Demasiados picos en una vuelta muy irregular, con la chispa y los buenos golpes necesarios para sumar un buen puñado de birdies (ha aprovechado los cuatro pares 5 del campo), pero sin el equilibrio debido. No obstante, finalmente hubo fumata blanca y se ha ganado un gran domingo en el British. Por desgracia, el +6 total de Belén Mozo sí se quedó fuera. La gaditana terminó con un ingrato bogey en el hoyo 9, par 3, después de remar y remar durante todo un día en el que había perdido pie en el tramo que va del 17 al 2, con cuatro bogeys consecutivos.
A pesar de la sorprendente bonanza que hubo por momentos durante la tarde, tampoco fueron demasiadas las tarjetas bajo par de la mañana. La de Carlota viene con mensaje: “Va por ti, Javier”, nos decía la navarra nada más terminar. Javier Urquizu, a quien se refiere, es su caddie, que hoy no ha podido colgarse la bolsa de la jefa. El jueves por la noche ambos comieron un pollo en mal estado y las han pasado canutas desde entonces, hasta el punto que la suspensión de ayer al final les vino de perlas. No obstante, Carlota ha salido a jugar con lo justo en el cuerpo, puesto que casi todo lo que comía, lo devolvía. Pero se ha hecho fuerte junto a un caddie local para superar todos los problemas con un gran golf desde el tee, muy sólido también en el resto de las parcelas.
