La segunda jornada del Bridgestone Invitational ha sido un auténtico tobogán de suspensiones por causa del mal tiempo. Horas de espera, entradas y salidas del campo… Ha habido quien, en todo caso, ha aguantado los chaparrones (los de agua y los que no son de agua) y ha sacado una ventaja que quizá el domingo pueda confirmarse como decisiva. Jimmy Walker (-7), por ejemplo, ha sacado petróleo (65 golpes). Venía de jugar dos semanas seguidas en Europa y cavilando si no iba a pillarle este torneo algo pasado de rosca… Nunca sabe uno cómo acertar, aunque el Bridgestone no ha acabado y habrá que ver hasta dónde le llegan las energías y la lucidez. Otro que sigue creciendo es Rory Mcilroy (-4), instalado ahí arriba y con el rostro afilado.
Los tres españoles presentes se han incluido hoy en el grupo de los damnificados, por desgracia. Jon Rahm (+4), muy bien colocado tras la primera vuelta, sufría primero con un parcial de cinco más después de catorce hoyos, momento de la suspensión más larga del día. De entrada, el hoyo 16 (había salido por el 10), que tanto le dio ayer con un eagle galáctico, hoy le cortaba las alas con un doble bogey tras enviar el vasco la bola al agua con el tercer tiro en este par 5 (hay que ver el daño que ha hecho hoy en este hoyo el efecto de retroceso en estos greenes tan tiernos, pegando wedges desde la calle).
Más tarde, nueva bola al agua y nuevo doble bogey en el hoyo 3, además justo después de conseguir Jon el primer birdie del día, aquel al que podía agarrarse para enfilar de nuevo hacia las alturas de la clasificación. Tras la segunda reanudación del juego tampoco encontraba la manera el de Barrika de enderezar el rumbo, a pesar de dejarse una magnífica opción de birdie en el hoyo 7, par 3, pero erraba un putt de metro y medio… Seguramente la frustración del momento ha tenido mucho que ver con ese final de vuelta con bogeys en los hoyos 8 y 9. El golf, desde luego, tiene estos días eternos y tenebrosos, pero a Jon no le queda otra que digerir el 77 con gallardía y salir el sábado en busca de revancha. Con prudencia, porque el Firestone penaliza a los kamikazes, pero con espíritu de desquite al fin y al cabo.
A Sergio García (+3) tampoco se le ha hecho corta la jornada laboral, aunque su 71 final no puede considerarse ningún desastre en un día donde han abundado los registros por encima del par. El caso es que el de Borriol no termina de encontrar el modo de soltarse. Hoy las ha dejado un poco más lejos de las banderas, es cierto, pero de un modo u otro no termina de arrancar. Por un momento pareció que lo conseguía con birdies en los hoyos 2 y 3, pero un bogey en el 4 y otro en el 6 le devolvían al limbo de los justos. Y Rafa Cabrera Bello, con una vuelta de 73 y un acumulado de +9 tampoco encontraba el modo de regresar.
