Sergio García (-4) ha cerrado una tercera vuelta de mucho mérito en Akron, firmando un sólido 67 en un campo que hoy estaba más bravo, empeñado siempre en avanzar y sorteando con aplomo las dificultades, que las habido, y muchas. El español ha elegido el camino de la resiliencia, ahora que casi nunca terminan de salirle las cosas bien. Y esta es la senda que, entre otras cosas, le va a llevar derechito al equipo europeo de la Ryder. Thomas Bjorn no necesita grandes demostraciones del español en lo que a resultados se refiere, porque entiende que el equipo necesita a Sergio de cualquiera de las maneras; sólo quiere verlo luchar, que le dé un solo motivo, y en este sentido el de Borriol está poniendo toda la carne en el asador.
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Afortunadamente, una cosa llevará a la otra y tanto Bjorn como García lo saben: en épocas de cierta desconfianza el camino hacia la finura en el juego pasa por la actitud. Y el danés, de hecho, viendo lo que está viendo, aún confía en tener a Sergio al ciento por ciento cuando llegue la hora de la verdad en París.
La jornada de trabajo de Sergio en el recorrido Sur del Firestone Country Club ha resultado ser toda una lección de cómo agarrarse al campo
El castellonense salía hoy resoplando del green del 18, una vez finalizaba la ronda y después de estrechar la mano de Kiradech Aphibarnrat, su compañero de partido. No era para menos, porque su jornada de trabajo en el recorrido Sur del Firestone Country Club ha resultado ser toda una lección de cómo agarrarse al campo. Con el agravante, además, de verse abandonado por la parcela del juego que él más domina, la que lo ha encumbrado, que no es otra que la fiabilidad de tee a green. Hoy cogía apenas seis calles, una estadística que puede llegar a engañar un poco en este campo, es cierto, donde resulta bastante habitual ver a los jugadores pegar en segundo tiro desde el rough intermedio; pero el problema grave es que tan solo cazaba en regulación la mitad de los greenes (9/18)…
De la solidez de Tiger y Rafa a los frenazos de Sergio
Hasta cinco situaciones muy delicadas salvaba Sergio (hoyos 1, 9, 13, 14 y 17), embocando putts en torno a los dos metros de distancia para salvar pares y mantener viva la vuelta. Además, después de encarrilar un buen arranque (birdies en los hoyos 2 y 5), llegaban pronto dos bogeys que ponían el marcador a cero y que tampoco lo sacaban de la ruta, regresando con brío para hacer dos grandes birdies en los hoyos 10 y 11, para salvar pares, para hacerle el birdie al 16, par 5, y hasta para terminar pateando de nuevo para birdie en el 18, lo que hubiera sido un remate magnífico. Poco importaba ya, el día estaba hecho. Sergio aún navega entre dudas, pero la confianza sólo es posible reconstruirla con el casco puesto, el pico y la pala.
