Sergio García (-2) ha empezado bien el WGC México Championship. Desde luego, bastante mejor de lo que ha estado su juego largo. El jugador de Borriol ha pasado más tiempo entre los árboles de Chapultepec que en la calle. Y no, no es una manera de hablar. Ha sido una vuelta de pico, pala y muchísima paciencia.
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Sergio sólo ha cazado cinco calles en la primera ronda. Un bagaje pobre y difícil de levantar en un recorrido que, precisamente, lo que más castiga es no estar en hierba segada al ras. Sin embargo, se las ha ido ingeniando para salvar pares y hacer birdies, de manera que se ha llegado a poner con cinco bajo par después de trece hoyos.
El resultado era real y nadie se lo estaba regalando. Es cierto que ha tenido suerte con algunos rebotes en los árboles, pero tampoco hay que hacer de menos su capacidad de recuperación. Ha pegado golpes muy buenos desde el rough (el segundo en el 14, al fade ha sido una maravilla) y ha sabido recuperar con maestría alrededor de green. El putter también ha acompañado cuando ha hecho falta.
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Hubo un momento en que Sergio parecía tener hipnotizados a los árboles. Cada bola que iba contra ellos se quedaba jugable y con tiro a green. Pero el efecto de la hipnosis pasó de golpe en el hoyo 5. Su salida se estrelló contra un árbol a unos sesenta metros del tee y salió disparada en línea recta hacia la izquierda. Desde ahí sólo pudo sacarla a calle hacia la derecha, pero se la cruzó y acabó en rough. Pegó la madera 5 y de nuevo terminó en el rough. Total, doble bogey y paso atrás.
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De nuevo, en el hoyo 8 pegaba contra los árboles de salida y se veía obligado a sacarla a calle. Podría haber tenido más suerte y que se hubiera quedado jugable, pero también habría sido mucho pedir en un día así. Hizo bogey y se quedó con el resultado final de -2.
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La mejor noticia es que ha sacado petróleo en un mal día y que está colocado en el puesto undécimo. La mala es que ha pegado horrible a la bola. Para desempatar, dejaremos una buena noticia final. Hay pocos jugadores en el mundo como Sergio García que puedan pasar de pegar muy mal a la bola un día a hacerlo de manera magistral 24 horas después.
