– Para qué engañarse: las opciones de la Armada de conseguir medalla olímpica en el Campo Olímpico de Río han quedado reducidas a la mínima expresión tras la tercera jornada. Sergio García (-2) se ha quedado demasiado lejos tras firmar un 70 y es más que probable que ni siquiera le valiese un vueltón final, salvo que estuviésemos hablando de registros en torno a 62 golpes…
– Rafa Cabrera Bello (-5, vuelta de par) aún podría engancharse al bronce. Está a cuatro golpes, lo que no parece un abismo insalvable, ni mucho menos; el problema es la cantidad de buenos jugadores que hay entre medias o que marchan a la par que el canario (Bubba, Kuchar, Grillo, Lingmerth, Bourdy, Ilonen, Harrington…)
– Lo que está muy claro es que este domingo va a haber tortas por dar caza a Marcus Fraser (-9), que se encuentra en tercera posición y aún goza de tres golpes de ventaja sobre el cuarto puesto, pero que hoy daba las primeras muestras de debilidad (vuelta de 72, una sobre par). Ni los putts del australiano marchaban ya por raíles, ni sus segundos tiros eran tan precisos.
– La lógica dice que Justin Rose (-12) y Henrik Stenson (-11) deben jugarse el oro y la plata. Por galones. Por la jugosa ventaja que ya se han procurado. Y por la imagen sólida que han dado ambos en los primeros 54 hoyos. No parece razonable pensar que los dos vayan a estancarse dramáticamente en la ronda definitiva; si uno de los dos lo hiciera, la pelea de los lobos hambrientos que vienen por detrás ampliaría el campo de batalla hasta la plata. ¿Quién dice que alguno de los citados no pueda mañana firmar el 65 que ha entregado hoy Rose? En fin, puras y llanas cavilaciones.
– Y el caso es que, a pesar de los pesares, ha dado la sensación durante los primeros tres días de competición de que los españoles tenían en su bolsa un registro bajo. Que lo tienen, en realidad. Sergio, sin ir más lejos, llegaba a situarse hoy cuatro abajo en el día después de diez hoyos, metiendo las narices en la pomada. Aquello pintaba mejor que bien: el de Castellón al fin se había desatado. Pero como le ocurriera en jornadas anteriores, un error grave lo dejaba después aplanado.
– Rafa, por su parte, volvía a verse frenado en el primer tercio de la vuelta, igual que le ha ocurrido toda la semana. Esta vez era un doble bogey en el hoyo 4. Y como ha venido haciendo, regresó. Pero esta vez hacía falta algo más que un retorno al buen camino… Cabrera Bello necesita en la última ronda un arranque fuerte, decidido y esclarecedor. Un golpe sobre la mesa. No hay otra.
