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La lucha interna de Sergio García

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Un gesto dice mucho de un jugador en el campo. Como por ejemplo, el de Sergio García en el green del 18 donde cerraba su primera ronda en el Augusta National…

El jugador español se había dejado un putt de unos tres metros para birdie. Pocos habían conseguido dejarla ahí en este green, con la bandera al fondo y apenas unos metros cuadrados de espacio para dejarla muerta en la plataforma de arriba, la buena. Es muy sencillo pasarse por detrás o bien no llegar a subir el tremendo piano que divide al green. Pero García lo hizo. Y tiró un buen putt: perfecto de fuerza y, aparentemente, clavado en la línea, acertando en la caída.

ImageLa bola estaba dentro y hasta Sergio se disponía a celebrar un último birdie reconfortante que le dejaría en casa club con +3… Pero en el último momento la bola hizo una corbata completa, dio toda la vuelta al agujero por el borde para descansar muerta por donde había llegado. Cruel. Sergio no maldijo, ni se echó las manos a la cabeza. Sencillamente, con las palmas hacia arriba parecía preguntar ¿qué pasa? Desesperación contenida.

Es habitual ver en Augusta, en todo caso, gestos inusuales (aunque Sergio, en la euforia y en la decepción suele ser muy expresivo). A Vijay Singh se le ha visto el jueves dando un saltito de rabia tras fallar un putt de un metro, y Mickelson lamentaba con más energía y efusividad de la habitual sus escasos errores en los greenes. Sólo hay una razón: en cuanto un putt supera los cincuenta centímetros el margen de error de dispara. Y eso no hay umbral de ansiedad que lo resista.

La cuestión es: ¿qué va a pasar en la cabeza de Sergio en las horas previas a su salida al campo el viernes? Son bien conocidas sus sensaciones habituales en este recorrido. No consigue sentirse a gusto. Este jueves no ha jugado mal. Y en los greenes… Lo cierto es que algunos putts no parecían tirados con acierto, como por ejemplo el de eagle del hoyo 13. Pero otros sí, como el citado del 18 y otro para birdie en el 12, magnífico, desde unos seis metros, que también se negó a entrar.

Hay dos razonamientos más que lógicos y posibles que pueda estarse planteando: A) Si he jugado así de bien de tee a green y voy +4, no se me ocurre qué puedo hacer… B) si estoy pegando a la bola así de bien, sólo necesito un poco de paciencia y ya entrarán… Confíemos en que Sergio sepa verle el lado positivo a la situación.