Los emparejamientos de hoy sábado en Augusta son fabulosos. Hay que insistir: este Masters, hasta el momento, supera con creces a los anteriores. Tiene más peso, más substancia.
Immelman-McIlroy salen muy prontito y con la misión irrenunciable de reventar el campo si quieren aparecer el domingo…
El O’Hair-Romero promete también golf atrevido con toda la artilleria pesada. Magnífico el emparejamiento de la ‘seda’, clase pura: Jiménez-Weir. O la paradoja del Villegas-Mize, juventud y pegada arrolladoras, ante la voz de la experiencia.
¿Y el Westwood-Harrington? Es el partido del estrés: concentración, determinación, medida exacta del riesgo… Sandy Lyle sale junto a Dustin Johnson inmediatamente detrás de estos dos pesos pesados del golf europeo y mundial, después de sus cinco birdies seguidos de ayer entre los hoyos 13 y 17. Al escocés van a tener que quitarlo de ahí a sartenazos. Los cinco fantásticos del golf europeo merecían tener un representante en la madre de todas las batallas que va a librarse este fin de semana (Seve, Faldo, Langer, Woosnam y Lyle).
Y justo por detrás de Lyle, Tiger-McDowell. El número uno ya ha consumido todo margen de contención, pero al norirlandés no le gusta ser la sombra de nadie. Ogilvy-Mickelson: ¿anda en este partido el ganador del Masters? Seguramente sea mucho decir si tenemos en cuenta que, por ejemplo, por detrás de ellos vienen Stenson y Vijay Singh.
Por supuesto, el García-Furyk es de esos emparejamientos de profundo calado, de auténtico peso. Nos gusta especialmente el Clark-Kim: dos pequeños de estilos opuestos, pero que pegan dentelladas; el primero saca todo el partido posible a su juego, lo exprime al ciento veinte por ciento, y el segundo aún no conoce con exactitud el volumen de su talento desbordante…
Chad Campbell y Kenny Perry salen en el partido estelar. Quizá no sea una pareja mediática, pero es la mejor hasta el momento en el Augusta National. Merecen toda la credibilidad. Seguro que al menos uno de ellos luchará el domingo por la victoria.
