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Mickelson exuberante

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Mickelson excesivo (-16, tras hacer hoy -5; campeón del Masters de Augusta 2010 con tres golpes de ventaja). Golf histriónico por momentos, en el mejor sentido de la expresión. Imprevisible, dentro de lo previsible que resulta ya su apego al riesgo…

Phil exuberante. Tremendista. Belmontiano, aunque él nunca llegue a saberlo.

Suele ocurrir, pero realmente ha ganado el mejor. El más brillante y seguro de sí mismo, entregando una tarjeta de 67 golpes, que es mucho decir en este campo y en jornada de domingo, viniendo además en el último partido. De un modo (más contenido al principio de la vuelta) u otro (pues eso: exuberante después), él solito se ha guisado y comido este Masters, en un fin de semana de esos que pasarán a la historia, sobre todo por la acción del zurdo norteamericano.

Igual que esa serie de eagle-eagle-semieagle de ayer, su segundo golpe de hoy en el hoyo 13 entre los árboles, jugando de dos a green contra la recomendación de su caddie (creemos que era un hierro 5), está ya en los anales del torneo. Se han visto cosas peores, más complicadas, pero jugarte ese disparo el domingo en el Augusta National, en la franja decisiva de la jornada, y yendo además como líder… Hay que tenerlos bien puestos.

El emocionado abrazo final con su mujer, que hace justo un año pasaba por el obscuro y difícil trance del cáncer, ha sido además un bello colofón a su tercer triunfo en este mítico recorrido.

Lee Westwood (-13) ha vuelto a quedarse a las puertas. Hoy sólo ha estado correcto. Demasiado contemplativo. Su driver, además, ha flaqueado y a partir de ahí su juego se resquebraja más de la cuenta. Mickelson, por ejemplo, también ha sufrido lo suyo desde el tee por momentos, pero él lleva con más naturalidad esos imponderables.

¿Y Tiger? Pues se ha mantenido en la línea del sábado, tremendamente irregular, cometiendo errores impropios de él, pero volviendo una y otra vez, sólo él sabe cómo… Por ejemplo, con un eagle en el hoyo 7 desde la calle que ni él mismo se creía. Lo cierto es que no deja de sorprender, ni siquiera en la derrota, pero su golf no ha estado a la altura. Hoy, como en todos los majors, no era suficiente con un par de conejos sacados a tiempo de la chistera. Hacía falta algo más y él no lo ha encontrado.

Tiempo vamos a tener a partir de mañana para analizar más cuestiones en profundidad (el ataque de Kim, por ejemplo, o la opción real de Choi de darle un segundo triunfo consecutivos en majors al golf oriental). Por ahora, y resumiendo: gloria y honra a Phil el mago.

Resultados finales