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Remate imperial de Miguel

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Muchas cosas son necesarias para hacer un vueltón en el Augusta National, pero desde luego parece imprescindible esa mágica e inusual aleación de serenidad y determinación. Justo la que hoy ha mostrado una vez más al mundo Miguel Ángel Jiménez (-3), que ha firmado en un domingo de Masters la que de momento es la mejor tarjeta del día y del torneo, igualando el 66 de Couples del pasado jueves…

Dejando que el golf fluya, presionándose lo justo o más bien nada, disfrutando, en definitiva, de una jornada dominical de Masters. Algo así ya hizo hace dos años, en 2008, cuando salía en el puesto 35º y terminaba el 8º después de entregar un 68 que al final sería el mejor resultado de un día ventoso y complicado.

Y se podría argumentar, no sin cierta razón: es más sencillo jugar así cuando vienes desde atrás… Bien. Y la pregunta entonces sale sola: ¿por qué no lo consiguen o lo hacen otros tantos jugadores que también vienen desde atrás? La clave ya  la hemos esbozado: disfrutar del momento, vivir al día, sin más expectativa que la de cada golpe. Lo pasado, pasado está, quizá ya no puedas ganar el torneo, pero ¿qué o quién te impiden salir a jugar con la idea clara de acabar en el green del 18 con el pecho bien hinchado?

Imperial Miguel. Sobre todo en ese tramo de los hoyos 14, 15 y 16. En el 14 embocaba desde unos siete metros para birdie; en el 15 hacía eagle con un aprochito mágico desde fuera de green; y en el 16 rondaba incluso el hoyo el uno… En el 17, además, salvaba un gran par después de una salida algo defectuosa que le dejaba ante un segundo tiro muy complicado. No era poco lo que había juego, porque en el momento de escribir esta crónica provisional Miguel estaba en el puesto 12º y, por tanto, se asegura una plaza en el Masters del año que viene.

Sergio García (+10), sin embargo, ha sufrido otro pequeño martirio. El de Castellón es quizá el envés de la hoja… No está confiado, sufre todavía demasiado en el campo, cada bogey es un estacazo rotundo y doloroso… De nuevo sale Sergio con la cabeza agachada del Augusta National. Quien piense que él tira este torneo antes de jugarlo, está muy equivocado, y ahí está la lucha que sostuvo y ganó el viernes. Pero es cierto que siempre llega a Georgia con demasiados fantasmas rondando en su cabeza y en su bolsa de palos.

No está, además, en su mejor momento. Más bien todo lo contrario. Se enfrenta ahora a una encrucijada  interesante. Resulta obvio explicarlo, pero sería una necedad tirar por la borda el buen trabajo que está haciendo y olvidar esa sana y firme determinación de mirar los resultados con la perspectiva y frialdad necesarias. Debe buscar lo positivo que haya (que lo hay) y agarrarse a ello, aunque sea rebuscando y arañando en el fondo del saco.

Una última reflexión sobre Sergio, vista desde la distancia, por supuesto. A su nivel de juego, y con los años que lleva en la brecha, quiza debiera mirar y revisar, por encima de todo, su actitud. Nos consta que está trabajando en ello. Dicho de otro modo: nada ni nadie le obliga a desear ser el mejor y, es más, su palmarés está ya bien surtido; pero una vez que tome esa determinación (y eso no se hace de un día para otro, es un largo proceso en el que precisamente se encuentra ahora mismo…), hay que agarrar el toro por los cuernos. Paciencia, valor, y a luchar a la arena.