Miguel Ángel Jiménez (-3) ha vuelto a ganarle la partida a Tiger Woods. Dos días seguidos. Dos días en Augusta. Dos días de Masters. Maestro churrianero. El malagueño ya está donde más le gusta…
“Ahí, echando el aliento en el cogote al resto”. Es un clásico. Incluso huele a tópico cuando sale de la boca de Jiménez. Pero también es una realidad. Miguel se siente a gusto cuando ataca desde lejos. Se mueve muy bien en las marejadillas de los torneos.
Jiménez aprovecha la clasificación del Masters para tirar de orgullo patrio. No es algo habitual en el malagueño, pero la prensa americana está delante y siente que es un buen momento. “Que viva España”, asegura cuando le preguntan por la presencia arriba de dos españoles. En un país donde cada casa está coronada con una bandera agradan estas pequeñas demostraciones. Pero el andaluz no hace gestos de cara a la galería. También acude a la ironía para lanzar un guiño al otro lado del Atlántico: “parece que algo sabemos hacer bien en España”, afirma.
Jiménez ha tenido un día complicado. No ha disfrutado como ayer. Se ha tenido que agarrar porque el golf no salía tan fluido. Pero si esta es la vuelta mala, miel sobre hojuelas. Se firma el par y tan ricamente. El malagueño lanza un aviso a navegantes para quien se haya despistado con tanto candidato a la victoria. “Cuenten conmigo para el fin de semana, sólo digo eso”, afirma.
Jiménez y Tiger han vuelto a chocar la mano en el hoyo 18 como lo hacen dos viejos amigos que hace tiempo que no se ven. Hay complicidad entre ambos. Woods volvió a felicitar al español y Miguel le deseó lo mejor para el fin de semana. “Es mi ídolo. Hoy no ha estado como ayer. Ha fallado mucho con los hierros”, explica.
