Por Pascual Jiménez, caddie de Miguel Ángel Jiménez en el Masters de Augusta.
Está claro que a Miguel y a mí lo que nos va es jugar con estrellas… Ha sido irse Tiger Woods de nuestro lado y salir una vuelta torcida. En fin…
Bueno, al margen de la broma, que también hace falta cuando las cosas no salen como uno quiere, ha sido un día complicado. Miguel ha llevado el paso cambiado en los greenes desde el principio. Las que tiraba por el borde izquierdo se iban por el borde izquierdo y las que tirabas por el centro se iban por el borde. En Augusta, en cuanto no estás pateando bien te empiezas a sumar golpes muy rápido. Desde el primer green, que ha hecho tres putts, ha perdido confianza.
Es curioso este deporte. Desde mi punto de vista, uno de los problemas en la vuelta de hoy ha sido que Miguel se ha visto muy bien en el campo de prácticas. Sí, no me he vuelto loco. Cuando digo muy bien es muy bien.
Estaba suelto, fluido, pegando a gusto a la bola, haciendo lo que quería… Y esto es un arma de doble filo. A veces, ahí está la trampa. Si empiezas la vuelta y ves que no tienes recompensa rápido en forma de birdies, todo eso se te vuelve en contra. Te entra la ansiedad por conseguir un buen resultado y todo se empieza a torcer. Otras veces empiezas más pesado, sin mucho ritmo, pero vas remando y consigues un buen resultado.
El jueves y el viernes Miguel jugó muy bien y os podéis imaginar lo agradable que fue ir con él. Bueno, pues el sábado fue exactamente igual.
Es muy fácil ir con Miguel, aunque no le salgan las cosas. Él es consciente de cómo es este juego y te lo hace muy sencillo.
Ya sólo queda un día de Masters. Toca disfrutar.
