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Rayos, truenos y barbacoas en Augusta

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– Rayos y truenos sobre Augusta. Tormenta de las que hacen época esta pasada madrugada. Entre las doce de la noche y la una de la madrugada caía una espectacular cortina de agua en este tranquilo pueblo de Georgia. Es la tónica. Llueve como si se fuera a acabar el mundo por la noche y por el día luce el sol y la temperatura se dispara por encima de los treinta grados…

Parece un clima casi tropical. Veremos de qué manera puede afectar al campo tanta tormenta. Sea como fuere, si hay un campo en el mundo al que tanta agua puede sentarle como un simple mosquito molesto, ése es Augusta.

– Todo está medido al milímetro en el Masters. Las puertas se abren cada día a las ocho de la mañana para el público. Los jugadores pueden llegar antes y jugar desde que hay luz, a eso de las siete y media de la mañana, pero el público no. Hoy, sin embargo, por culpa de la lluvia y las tareas de mantenimiento, la entrada de los miles y miles de espectadores se ha retrasado hasta las 8.40. Las colas a las puertas de Augusta parecían la entrada del metro de Tokio en hora punta. Impresionante.

– Fíjense si todo está medido que incluso las zonas de hierba alrededor de los greenes donde el público puede colocar su silla está delimitada con una pintura especial. Que no se le ocurra salirse de la línea. Por cierto, aquí los aficionados plantan su silla, dejan su nombre puesto y aquí nadie la toca. En Augusta no conocen el refrán del «Que se fue a Sevilla, perdió su silla».

– Tal y como ya contamos en Ten-Golf, Pascual Jiménez será el caddie de Miguel Ángel Jiménez esta semana en el Masters. Es profesional de la Marquesa y está encantado con la experiencia. Es el cuarto año que viene a Augusta, pero el primero con la bolsa al hombro. “Las vistas no tienen nada que ver cuando vas por dentro de las cuerdas, es otro campo”, asegura mientras le brillan los ojos.

– Gonzalo Fernández Castaño valora muchísimo su presencia en el Masters. Sabe que es algo muy especial y está dispuesto a disfrutar cada minuto. El madrileño invitó a todos los españoles el pasado lunes a una barbacoa en la casa que tiene alquilada. Allí estuvieron Olazábal y Álvaro Quirós. Faltaron Sergio García, que ha llegado a Augusta con varios problemas físicos. El domingo tenía un fuerte dolor de cabeza y de espalda y, además, tiene un ganglio en la axila izquierda y una pequeña infección en un dedo de la mano izquierda que le molesta un poco a la hora de coger el palo. No obstante, el de Castellón, tras pasar por el médico, se encuentra mucho mejor y jugará en plenitud a partir del jueves. Miguel Ángel Jiménez está aquí con su habitual tropa de amigos. No se han podido alojar en la casa de siempre. Una lástima. El anterior dueño la vendió y el nuevo no ha querido alquilarla. Este año no ha habido por tanto fiesta de llegada con pancartas dando la bienvenida a Miguel y su grupo. Precisamente, como es un grupo muy grande, el malagueño habló con Gonzalo para explicarle que eran demasiados para presentarse en la barbacoa.

– Helen Ross es una de las periodistas con más prestigio en el mundo del golf. Trabaja para la página oficial del PGA Tour. Está viviendo su trigésimo segundo Masters consecutivo. Se dice pronto. Nos confirma la pasión que existe en Estados Unidos con Sergio García. “Pocas cosas me gustarían más que Sergio García ganara un Major”. Ahí queda eso.

– Algunos personajes conocidos que se dejan ver por las praderas de Augusta. Está el presidente de la Real Federación Española de Golf, Gonzaga Escauriaza. También anda por aquí el presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, gran aficionado al golf y amigo personal de Chema Olazábal.

– Hoy tendrá lugar uno de los acontecimientos más esperados de cada Masters: los pares 3. La diversión está garantizada. Es el último momento de relax antes de la batalla.

– Por cierto, y volviendo al asunto de la lluvia, lo peor se espera para el viernes. No se descartan incluso posibles suspensiones.

– Las consecuencias de un invierno muy bueno en Augusta: la bermuda ha crecido con más fuerza, hay más hierba alrededor de green y la bola se queda mejor para aprochar. Es algo más fácil. El inconveniente es que por la tarde, cuando se seca la hierba, el palo se agarra más, precisamente, por la presencia de más hierba. Otra consecuencia: no hay tantas flores como otros años. Han florecido antes y ahora apenas hay rastros de ellas en el campo. Salvo, claro, que Augusta obre el milagro en las próximas 24 horas.

– Son las cinco y media de la tarde en el campo de prácticas de Augusta. Apenas quedan cuatro o cinco jugadores apurando las últimas horas de entrenamiento. Están algunos de la vieja guardia, más Henrik Stenson, que trabaja a destajo junto a Pete Cowen para recuperar el swing perdido. De repente, los cincuenta aficionados que aún quedan en la zona se ponen de pie y rompen en una ovación cerrada. ¿Qué pasa? Se marcha Toma Watson. Ya está bien por hoy. A descansar.