Gonzalo Fernández-Castaño y José María Olazábal dejaron Augusta con la misma sensación extraña en el estómago.
El madrileño acabó en el puesto 26º, con un ronda final de 74 golpes para un total de +4. Mientras, el vasco, con una tarjeta el domingo de 73 golpes y +6 total, finalizó en el puesto 34º. Sensación agridulce, más agria en el caso de Gonzalo y más dulce para Olazábal.
“El putt ha sido una calamidad. Fallé un putt de dos palmos en el hoyo 1 para par y ahí quedó arruinada mi confianza. Todo lo que podía salir mal, ha salido mal. Uno de esos días en Augusta”, apuntaba Fernández-Castaño, algo contrariado porque esperaba un mejor rendimiento el fin de semana tras el 69 del viernes. Su objetivo era acabar entre los diez primeros para ganarse un sitio en el Masters del próximo año, pero finalmente acabó a cuatro golpes. Esta semana jugará el RBC Heritage.
Olazábal, por su parte, se marchó más satisfecho de Augusta. “Creo que al final he hecho un torneo digno y decente, y ese era el objetivo. Además, me llevo un par de cosas del swing de esta semana que me podrán ayudar en el futuro. También tengo claro que hay que meter más putts para estar arriba. Llevo una año y medio que sin estar pateando mal, no los estoy metiendo, y eso hay que cambiarlo”, apuntó. El dato los apoya: Gonzalo hizo cuatro greenes a tres putts, mientras que Olazábal hizo cinco. Mucha tela.
Además de en el putt, ambos coinciden también en una cosa: han derrochado raza y garra durante toda la semana para no bajar los brazos. Olazábal lo explicaba claramente: “tras hacer tres bogeys seguidos en el 9, 10 y 11 pensé, vale, la vuelta ya se ha estropeado, pero como baje los brazos me puede caer un 80, así que nada, a seguir luchando. En el tee del hoyo 12 decidí cambiar mi estrategia habitual, en lugar de tirar conservador al centro de green, busqué la bandera y me salió un gran tiro. A partir de ahí, realicé tres birdies seguidos. La verdad es que he pegado cinco tiros malos y me han costado seis más”. Casta de campeón.
