Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2014 ¿Pueden la clase y la ambición con esos quince metros críticos?

¿Pueden la clase y la ambición con esos quince metros críticos?

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Miguel Ángel Jiménez, más allá de cierta guasa y de esa impagable autoestima que gasta, nunca ha renunciado a ganar un Grande, ni siquiera cuando se acercaba a los cincuenta ni tampoco después.

Que el malagueño tiene juego suficiente para enfundarse la chaqueta verde lo prueba sin ir más lejos su 66 de este sábado. Pero a bote pronto, también parece que va un poco justo de distancia. José María Olazábal, por ejemplo, reconoce que «siempre he visto a Miguel ganando un Grande y lo he hablado con él muchas veces. La verdad es que yo lo veía más en el British, porque aquí a lo mejor le faltan quince o veinte metros…».

Sin embargo, todo depende del prisma con el que se mire. El propio Jiménez nos confirmaba que ahora pega más lejos a la bola que cuando vino a jugar por primera vez a Augusta. “La primera vez que jugué aquí fue en el 95 y pegaba unos 15 o 20 metros menos, se jugaba con bola de balata y aún tenía palos metálicos. Ahora pego más por los nuevos materiales y porque estoy más fuerte y eso se nota, el trabajo sale, aunque estoy exprimido al máximo, no hay una gota más que sacar”.

No hay mucho más de donde exprimir, en efecto. Jiménez va al límite físico, pero de habilidad y precisión también va sobrado, incluso moviendo la bola a su antojo con palos que asustan. Olazábal así lo atestigua y por eso no descarta la machada de su amigo. Hoy iba en el partido de delante disfrutando con el vueltón. «Miguel tiene un juego espectacular, para quitarse el sombrero, su madera 7 es como un hierro 3 y la manda a las nubes y hace lo que quiere. Lo veía jugando por detrás mío y está jugando al golf como el que lo inventó… En el 3 casi la mete, en el 14 también, en el 16 al lado… Tiene una precisión impresionante, los márgenes de error aquí son ínfimos, pero él clava los tiros, no falla un drive, para quitarse el sombrero”, explicaba el gran capitán.