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Cuando se toca con los dedos el sueño que uno tuvo de crío…

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No recuerda bien si tenía siete u ocho años. De lo que no tiene ninguna duda es de lo que dijo ante la grabadora de un atónito periodista. «Yo de mayor quiero ser el mejor jugador del mundo y ganar los cuatro grandes de golf». Efectivamente, las comillas pertenecen a Rory McIlroy.

Hoy, diecisiete o dieciocho años después, el norirlandés es el Número Uno del mundo y ha ganado el US Open, el Open Championship y el PGA Championship (dos veces). Es decir, sólo le queda el Masters de Augusta para hacer realidad el sueño de aquel niño. Lo más curioso es que el major que le falta es, precisamente, el primero que estuvo a punto de ganar de no ser por aquella debacle dominical de 2011, una debacle que quedó para siempre registrada en su memoria como el día que más aprendió de golf en toda su vida.

Son horas de máxima tensión. Se pueden imaginar. El sueño de tu vida al alcance de tu mano. A cualquiera le temblarían las canillas, incluso al propio McIlroy. «El golpe en el tee del 1 del Masters de Augusta es el único en el que me sigo poniendo nervioso, tengo mariposas», aseguraba ayer. El asunto es que con nervios y todo, Rory afronta el descomunal reto del grand slam y, ojo, su tercer major consecutivo, con la mayor naturalidad del mundo. «Es con lo que he soñado toda mi vida y estoy preparado para conseguirlo. Yo nunca he pensado en batir récords o pasar a la historia como el que más de esto o lo otro, yo lo que quiero es ganar los cuatro grandes, porque entiendo que es la perfecta definición del golfista completo, alguien que ha sido capaz de ganar en campos diferentes y con distintas condiciones. Eso es lo que yo quiero ser: un golfista completo«. El deseo de McIlroy es tan poderoso y rotundo que hasta suena humilde en su boca.

McIlroy es el gran favorito, lo sabe y lo lleva bien. La Chaqueta Verde y McIlroy están condenados a encontrarse. Es sólo una cuestión de tiempo. Tiger Woods, que sabe algo de esto, lo tiene meridianamente claro: «McIlroy terminará su carrera con un puñado de Chaquetas Verdes en su armario».