Ya ha quedado escrito en esta esquina de la nube: Miguel Ángel Jiménez cumple veinte años desde su debut en Augusta. Precisamente en 1995 también Tiger Woods, entonces amateur, estuvo presente. Era su primer ‘major’. Miguel no recuerda exactamente qué se decía en los corrillos acerca del gran fenómeno, pero sí que se hablaba y mucho de Tiger. Lo que no se le ha olvidado es ese drive que pegó en el tee del 1 y que llevó la bola hasta la calle pasando por encima (y saludando) del famoso bunker que protege el flanco derecho. Una trampa intimidante que sencillamente no existía en la hoja de ruta del californiano.
De alguna manera, el de Churriana asistió a la puesta de largo del gran campeón. Lo curioso es que doce años y tres meses después, Miguel jugó en Carnoustie la dos primeras rondas junto a otro mocoso, también amateur, que respondía al nombre de Rory McIlroy. El norirlandés ya venía avisando, por supuesto, pero aquella semana dejó constancia de su valía en el monstruo escocés. «Ya vi muchas cosas en aquellas dos rondas y ya dije entonces que este iba a apretar de verdad», señala hoy Miguel.
Nunca le ha faltado buen ojo y, asimismo, nunca le ha acomplejado tampoco la diferencia de edad. Esta semana podría convertirse en el ganador de major más veterano de la historia. «En esas cosas no piensas cuando le estás pegando a la pelota en el campo o cuando preparas un golpe, pero no cabe duda que con objetivos y cosas que están ahí y que a uno le gustan», explica.
