Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2015 Detrás de un gran campeón, siempre hay una gran historia…

Detrás de un gran campeón, siempre hay una gran historia…

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Detrás de todo gran campeón suele esconderse una gran historia. Jordan Spieth no es excepción. Su historia se llama Ellie y tiene 14 años. Es su hermana y nació con un desorden neurológico que le provoca una especie de autismo. Ellie es el cable que une a Spieth con la tierra. «Ella nos ayuda a ponerlo todo en perspectiva», asegura Shawn Spieth, su padre.

No es fácil que la fama y las victorias se le suban a Spieth a la cabeza. «En Houston estuvo con nosotros y después de cada vuelta me preguntaba «¿has ganado, ya?» y yo siempre le repetía «no todavía, Ellie». Hoy puedo llamarla y decirle que sí he ganado», asegura.

Spieth, pese a su insultante juventud, tenía una cuenta pendiente con el Masters. Su manera de recordar lo que ocurrió el año pasado y la intención con la que venía este año habla de su ambición y nos pone en perspectiva la figura de un jugador distinto, especial. «El año pasado fui consciente de que tuve la oportunidad de ganar y se me escapó en los últimos hoyos. Es algo que he tenido en mi cabeza durante todo este año. Ser campeón del Masters es diferente a todo, es un legado y todo esto mi hizo llegar este año con mucha hambre», afirma. El sentimiento lo confirma su padre. «Estaba deseando volver cuando perdió el año pasado. No pensaba en otra cosa», afirma.

Spieth afirma sin discusión que ayer fue el día más importante de su vida. Pese a su voracidad a la hora batir récords, él no va mucho más allá, se mueve paso a paso, tranquilo, con una segura serenidad, como en el campo. «¿Igualar a Tiger, Nicklaus o Palmer? Ahora mismo al único que quiero igualar es a Bubba Watson, y ganar mi segundo Masters. Unirme a este club de las Chaquetas Verdes, a los ganadores del Masters, poner mi nombre en el trofeo, tener esta chaqueta para siempre en mi armario… Es algo tan grande que no puedo ni hacerme una idea», asegura.