Pablo Larrazábal descubrió muy pronto el talento de Jordan Spieth. Quizás fue de los primeros. El golfista español se enfrentó a él en la primera eliminatoria del WGC Accenture Match Play 2014, en Arizona. Entonces, Spieth era un joven talentoso norteamericano que ya había ganado en el PGA Tour y que había demostrado un futuro soberbio. No era ningún desconocido, de lo contrario no habría estado entre los 64 mejores del mundo para jugar el match play, pero tampoco había explotado como en estos últimos meses.
Larrazábal cayó en un duelo a cara de perro que llegó hasta el hoyo 18. Aquí pueden leer cómo fue aquel enfrentamiento hace poco más de un año. Tras el duelo, ambos jugadores se repartieron elogios. Spieth comentó que «fue un gran partido que pudo ganar cualquiera. Tienes mucha clase, nos vemos pronto», señaló en Twitter citando al golfista catalán.
Larrazábal devolvió el cumplido y se hizo una radiografía perfecta del jugador que había tenido delante. Hoy lo recordaba desde China en declaraciones a Tengolf. «Es un chico con mucha garra, no muy espectacular pero muy sólido. Su juego corto no tiene nada que envidiar a los mejores. Es una máquina al que no pude ganar ni con mi mejor juego. Una estrella«, sentencia.
